"Un budista es alguien que en primer y último lugar ha despertado a la vida." Las palabras de nuestro fundador, Bhante Sangharákshita, resuenan con un anhelo universal: vivir plenamente, con una participación espontánea y entusiasta en cada momento. Como toda práctica de las enseñanzas del Buda, el camino hacia esta vivacidad comienza en la mente. Para aquellos que se toman en serio su desarrollo espiritual – cualquiera que aspire a una "participación espontánea y entusiasta en la vida" – existe una guía tradicional de cinco facultades espirituales esenciales.
En esta profunda y reveladora charla, Nagapriya nos introduce al concepto fundamental de las cinco facultades espirituales (pañcendriyāni) en el budismo, también conocidas como los cinco poderes (pañcabala). A través de una exploración detallada, Nagapriya no solo define cada una de estas facultades, sino que también destaca la importancia crucial de la integración en su cultivo para un desarrollo espiritual pleno y equilibrado.
Nagapriya comienza explicando que la palabra sánscrita para facultad es "indriya". Curiosamente, "indriya" también se relaciona con Indra, el rey de los dioses en la mitología india, sugiriendo que estas facultades son como los "reyes" o los aspectos más importantes y medulares en el sistema de práctica budista. Además, "indriya" es la palabra utilizada para los sentidos (vista, olfato, etc.), estableciendo una analogía entre los sentidos ordinarios que nos permiten experimentar el mundo físico y estos "sentidos espirituales" que nos permiten relacionarnos con el mundo invisible de los valores y principios fundamentales.
El modelo de las cinco facultades espirituales es significativo dentro de la tradición budista. Nagapriya señala que se menciona dos veces en la lista de "Los 37 Bodhipakṣadharma", una colección de varias listas importantes para la práctica. Esta repetición subraya su relevancia y la necesidad de comprenderlas tanto como facultades como poderes.
La elección de este tema para el taller se debe, en gran medida, a la interpretación que el maestro de Nagapriya, Sangharákṣita, hace de este modelo. Sangharákṣita enfatizó repetidamente la importancia de las cinco facultades espirituales, dedicándoles incluso un capítulo entero en su libro "¿Qué es el Dharma?". Además, figuras eruditas como Padmasambhava (aunque Nagapriya menciona erróneamente a "Moxerati", refiriéndose probablemente a Padmasambhava, dado el contexto de su obra "Una Panorámica del Budismo") utilizaron este modelo para analizar el budismo Mahayana.
La razón por la que Sangharákṣita consideraba este modelo tan vital radica en su capacidad para ofrecer una visión equilibrada e integrada del desarrollo espiritual, abordando múltiples aspectos del ser en lugar de centrarse en uno solo.
Un Mandala de Integración: Los Cinco Facultades en Relación
Para ilustrar la interrelación de las cinco facultades, Nagapriya presenta un modelo de mandala. En el centro sitúa la atención plena (Sati), explicando que Sangharákṣita entiende las cinco facultades como dos pares y una facultad reguladora: la atención plena.
Los dos pares son:
- Fe (Śraddhā) y Sabiduría (Prajñā): Sangharákṣita enfatiza que no es suficiente cultivar solo la fe o solo la sabiduría; ambas deben desarrollarse para crear una mente y una vida integradas.
- Vigor/Energía (Vīrya) y Concentración/Meditación (Samādhi): El vigor se relaciona con la actividad y la dirección hacia afuera, mientras que la concentración se enfoca en el proceso de ir hacia adentro. De nuevo, el equilibrio es crucial; la energía debe ser templada por la contemplación.
La atención plena (Sati) actúa como la facultad reguladora, ayudándonos a regresar a nosotros mismos y a discernir qué cualidad necesita ser cultivada en cada momento para un desarrollo pleno e integrado, evitando la extremidad de una facultad sobre otra. Nagapriya utiliza la analogía de un sistema de fitness desequilibrado, donde enfocarse solo en un tipo de ejercicio (como las lagartijas) sin considerar otros aspectos del cuerpo conduce a un desarrollo incompleto. De manera similar, en la práctica espiritual, descuidar ciertas facultades en favor de otras resulta en un crecimiento desequilibrado.
Nagapriya menciona que en las escrituras Pali, a veces se sitúa la sabiduría (Prajñā) en el centro, sugiriendo que sin ella, las demás facultades pueden estar "ciegas" o mal dirigidas. Esto subraya la multidimensionalidad de este modelo y las diversas maneras en que se puede interpretar. Sin embargo, la perspectiva de Sangharákṣita resuena particularmente con la idea de integración y un desarrollo holístico.
Es común que las personas que llegan a la sangha se sientan atraídas por un aspecto particular de la práctica, como la meditación, descuidando otros como la devoción, el estudio o la ética. Esto conduce a una práctica desequilibrada donde las fortalezas se enfatizan en exceso mientras que las áreas de resistencia se evitan, perpetuando un desarrollo incompleto.
La Importancia de la Integración: Horizontal y Vertical
Nagapriya profundiza en el concepto de integración, una palabra clave en el budismo y particularmente en su comunidad. Define la integración contrastándola con su opuesto: la desintegración, caracterizada por la dispersión y la falta de continuidad. Una persona desintegrada puede tener intenciones pero carece de la unidad y la claridad para llevarlas a cabo consistentemente, a menudo debido a deseos y aspiraciones en conflicto. La condición humana, hasta cierto punto, se caracteriza por esta falta de integración.
Esta falta de integración se manifiesta en la vida cotidiana a través de la dificultad para mantener el foco, la constante distracción y la tendencia a abandonar proyectos importantes debido a la pérdida de motivación o la aparición de nuevos intereses. En el contexto de la sangha, esto se ve en el abandono de cursos, la inconsistencia en la práctica meditativa o el olvido de intenciones espirituales.
Nagapriya distingue dos dimensiones de la integración:
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Integración Horizontal: Se refiere a la capacidad de estar presente, de no tener la mente dispersa en el pasado, el futuro o distracciones momentáneas. Es la unión de la mente en el aquí y ahora. Imagina un rebaño de ovejas dispersas que necesitan ser reunidas por el perro de la atención plena.
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Integración Vertical: Implica integrar aspectos de nuestra experiencia que aún no son conscientes. Esto se divide a su vez en dos direcciones:
- Hacia abajo: Llevar a la conciencia impulsos más oscuros y difíciles como los celos o el resentimiento, que a menudo operan fuera de nuestro reconocimiento consciente pero se expresan en nuestra vida diaria. Expandir la conciencia para abrazar estos aspectos es un paso crucial hacia la autocomprensión.
- Hacia arriba: Conectar con nuestras aspiraciones más elevadas, como la aspiración a la luminosidad o la generosidad. Al igual que con los impulsos oscuros, a menudo no estamos plenamente en contacto con estas aspiraciones trascendentales. La práctica busca expandir la conciencia para abrazarlas más plenamente.
La falta de integración vertical se manifiesta en la dificultad para llevar a cabo intenciones importantes porque nuestros hábitos inconscientes las sabotean. Por ejemplo, alguien puede comprometerse a un curso sin ser consciente de su falta de continuidad o de las otras prioridades que interferirán. Esto refleja una falta de autoconocimiento y una incapacidad para dimensionar las condiciones necesarias para cumplir las intenciones.
En conclusión, el cultivo de las cinco facultades espirituales tiene como objetivo el desarrollo de un ser integrado. Esto implica tanto la integración horizontal de la mente en el presente como la integración vertical de los aspectos conscientes e inconscientes de nuestro ser, tanto los más difíciles como las aspiraciones más elevadas. Al esforzarnos por conocernos más profundamente y por cultivar un equilibrio entre la fe y la sabiduría, el vigor y la concentración, guiados por la atención plena, podemos avanzar hacia un desarrollo espiritual pleno y una vida más consciente e integrada.
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