Según Sangharáshita, lo primero que les preguntan a los budistas cuando se encuentran con personas que no son budistas es, probablemente, «¿Qué es el Nirvana?» El hecho es que resulta una pregunta muy apropiada, ya que, después de todo, apunta al meollo de la razón por la cual uno es budista. Es factible encontrarse con budistas que se dedican a todo tipo de actividades, pero todos en general comparten el mismo propósito en su perspectiva.
Podrás ver a monjes japoneses con la cabeza rapada, vestidos con largos mantos negros, caminando en fila muy disciplinados, meditando una hora tras otra en el silencio y la tranquilidad de un monasterio zen. Podrás ver a tibetanos comunes y corrientes subiendo por los peldaños de los templos, temprano en la mañana, llevando flores, velas y manojos de varitas de incienso, arrodillándose para hacer sus ofrendas, cantando versos de alabanza al Buda, el Dharma y la Sangha y, después, marchándose para atender sus ocupaciones diarias. Podrás encontrarte con monjes esrilanqueses estudiando manuscritos en hojas de palma con mucha dedicación, pasando las páginas ya oscurecidas por el tiempo. Podrás toparte con laicos en los países theravadines del sureste de Asia que dan limosnas a los monjes que se aproximan con sus negros cuencos de mendicantes. Podrás ver a budistas occidentales que trabajan juntos en negocios de subsistencia correcta.
Cuando vemos cómo se despliega este amplio panorama de actividades budistas surge la pregunta: ¿Por qué? ¿Cuál es la razón de todo ello? ¿Cuál es el espíritu que los alienta, el gran impulso detrás de toda esta actividad? ¿Qué es lo que intentan hacer todas estas personas? ¿Qué tratan de conseguir por medio de su meditación, sus alabanzas, sus estudios, sus ofrecimientos de limosnas, su trabajo, etc.?
Si se lo preguntaras a cualquiera de estas personas es posible que te dieran la respuesta tradicional: «Lo hacemos para alcanzar el Nirvana, la liberación, la iluminación» pero, entonces, ¿qué es ese Nirvana? ¿Cómo entenderlo o explicarlo? ¿Cómo entra en nuestro rango par- ticular de estructura mental? Lo más natural es que lo intentemos mediante analogías. Si tenemos un pasado cristiano trataremos de visualizar el Nirvana como una especie de vida eterna en el cielo después de la muerte. Si lo llevamos totalmente fuera del marco religioso acostumbrado podríamos, incluso, pensar en él como un estado de absoluta aniquilación o extinción.
Sin embargo, la verdad es que no hay excusa que justifique este tipo de opiniones equivocadas. No es difícil ofrecer una explicación clara de lo que es el Nirvana, ya que los textos canónicos antiguos dicen con mucha nitidez lo que es y lo que no es. Si alguien tiene que presentar el tema de lo que es el Nirvana es probable que necesite comenzar por analizar la etimología de la palabra, ya sea en su acepción de «soplar para apagar» o de «enfriar» y sin duda deberá explicar que, según los textos del pali, por lo menos, el Nirvana consiste en la extinción de todo anhelo, toda aversión y toda ignorancia con respecto a la verdadera naturaleza de las cosas.
En cierto grado es costumbre afirmar que el Nirvana es un estado de dicha incomparable, con el cual no puede compararse la dicha de este mundo64 y, si quisiéramos ponernos un poquito técnicos, podríamos optar por describir los dos tipos de Nirvana: el nirvana klesha, que consiste en la extinción de todas las pasiones y corrupciones; y el nirvana skandha, consistente en la extinción de todos los diversos procesos de existencia psicofísica, un acontecimiento que se presenta en el momento de la muerte (como la denominamos) de alguien que ya ha alcanzado el nirvana klesha durante su vida.
Es posible que entonces uno proceda a explorar las diferentes interpretaciones del Nirvana en las diversas escuelas de budismo, la theravada, la madhyamaka, la yogachara, la tantra, la zen, etc. Al final, siempre es necesario hacer énfasis en que el Nirvana no es una vida eterna en el sentido cristiano ni una aniquilación o extinción en el sentido materialista y que, aquí, como en cualquier otra parte, hay que seguir el camino medio entre los dos puntos de vista extremos.
Así es, pues, como tradicionalmente se delinea al Nirvana. Sobre todo, quizá, de un modo convencional, el Nirvana se define como la meta del budismo. Con respecto a este modo en particular de ubicar al concepto, es posible que a algunas personas les parezca que mi manera de abordarlo en este capítulo sea, más bien, no ortodoxa y yo opinaría que eso es un error.
Extracto ¿Qué es el Dharma? Sangharákshita