Encontrando Refugio en la Vastedad: Un Camino Hacia la Plena Realización
En su charla "We're getting there", Vessantara nos invita a una profunda reflexión sobre la naturaleza del refugio en la práctica budista, conectándolo intrínsecamente con el desarrollo de las cuatro inconmensurables (Brahmaviharas) y el despertar de la Bodhichitta. Partiendo de una sencilla meditación que evoca el anhelo universal de felicidad, libertad del sufrimiento, alegría y ecuanimidad, Vessantara desentraña cómo la noción de refugio evoluciona y se profundiza en el camino espiritual.
Inicialmente, la Bodhicitta se presenta como sinónimo de estas cuatro cualidades imborrables, como la esencia misma de los "hogares del Dharma" (Dhamma Viharis). Sin embargo, a medida que la tradición budista florece, la Bodhicitta se expande, adquiriendo una riqueza y profundidad aún mayores.
Tras un momento de introspección sobre quiénes son nuestros compañeros de práctica y por quién practicamos, y tras contemplar la inmensidad del "cielo azul" como metáfora de la conciencia primordial, Vessantara nos guía hacia la siguiente etapa: la comprensión del refugio.
¿Qué es, entonces, un refugio? En su esencia, un refugio es un lugar de seguridad, una protección contra el sufrimiento. Cuando los individuos encuentran al Buda y toman refugio en él, vislumbran la realidad tal como él la percibe, descubriendo un "islote" fiable y seguro en medio del oleaje de la existencia. Este refugio, tanto interno como externo, se convierte en un pilar fundamental para aquellos que aspiran a aliviar el sufrimiento de otros.
Vessantara destaca que el Buda se erige como un refugio por dos razones primordiales:
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Su conocimiento de la realidad: El Buda comprende la naturaleza fluida e inasible de la experiencia y la mente abierta y consciente. Su claridad sobre cómo trascender el sufrimiento y alcanzar la plenitud es absoluta. Si bien pudo haber tenido concepciones erróneas sobre aspectos prácticos del mundo físico, su comprensión de la dinámica de la mente y la experiencia es impecable.
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El pleno desarrollo de sus cualidades positivas: En el sendero del Bodhisattva, las seis perfecciones (paramitas) juegan un papel crucial. La sexta, la sabiduría (prajña), implica una comprensión profunda de la vacuidad. Sin embargo, las cinco perfecciones precedentes (generosidad, disciplina ética, paciencia, diligencia y concentración) cultivan cualidades esenciales. Vessantara enfatiza que un desarrollo integral de estas cualidades es fundamental para alcanzar nuestro pleno potencial humano. La mera comprensión intelectual de la ausencia de un yo inherente es solo un paso preliminar; la verdadera transformación radica en el florecimiento del amor, la compasión, la generosidad, la paciencia, la energía y la libertad.
El orador comparte la experiencia de haber conocido personas con una comprensión intelectual clara de la vacuidad, pero en quienes percibía una cierta falta. En contraste, recuerda a un pequeño grupo de individuos cuya presencia irradiaba un amor y una apertura de corazón tan profundos que se sentía impulsado a emularlos. Estas personas encarnaban un refugio más completo, trascendiendo la mera comprensión intelectual para manifestar una profunda conexión y cuidado hacia los demás.
En última instancia, el objetivo es convertirnos en nuestro propio refugio, desarrollando tanto la sabiduría que comprende la naturaleza de la realidad a través de la experiencia directa como un corazón plenamente abierto. La tradición budista habla de Panyavimutti (liberación por la sabiduría) y Chittavimutti (liberación del corazón), y la aspiración es integrar ambas para experimentar una libertad genuina y una conciencia liberada que se preocupe naturalmente por todos los seres.
Sin embargo, Vessantara reconoce el desafío que plantea el contexto cultural contemporáneo, dominado por visiones limitadas del ser humano y de la vida, a menudo influenciadas por el materialismo científico. Esto lo lleva a abordar una pregunta crucial planteada por un participante sobre la eficacia de prácticas como metta (amor benevolente) en un mundo aparentemente regido por leyes físicas impersonales.
El participante expresaba una tensión entre la apreciación de la práctica y la duda racional, arraigada en una visión materialista del mundo, sobre si tales prácticas pueden realmente tener un impacto significativo. Se preguntaba si había alguna manera de desarrollar una fe más profunda en el poder de la Bodhicitta como una fuerza positiva en el mundo, más allá del beneficio personal de cultivar la confianza y la apertura al sufrimiento.
Vessantara reconoce la validez de la duda racional y la importancia de la integridad intelectual en el camino budista hacia la verdad. Señala que a menudo coexisten en nosotros creencias contradictorias, como la aspiración a la iluminación y una sensación subyacente de incapacidad para alcanzarla. Es crucial confrontar estas contradicciones internas y discernir qué perspectiva fundamentará nuestra vida.
En relación con el materialismo científico, Vessantara recuerda que el Buda mismo refutó la visión nihilista (Ucchedavada) que sostiene que todo se extingue con la muerte. El Buda lamentaba la identificación de las personas con el cuerpo y los objetos materiales, que oscurecía la vasta riqueza de la mente.
Si bien no se descarta la validez de la investigación científica, Vessantara sugiere que al explorar las profundidades de la realidad, especialmente a nivel cuántico, descubrimos un universo mucho más misterioso e interconectado de lo que sugiere la visión cotidiana. La idea de que las cosas puedan influirse mutuamente a distancias infinitas desafía las concepciones lineales de causa y efecto.
Además, Vessantara invita a reflexionar sobre las diferentes "facultades" internas que poseemos: la mente racional, la sabiduría del cuerpo, las emociones positivas, la imaginación y la intuición. A menudo, nos identificamos con una de estas facultades, permitiendo que controle nuestra perspectiva. Sin embargo, el objetivo es cultivar un "consejo" interno donde todas estas facultades trabajen en armonía.
El orador comparte la historia de un amigo criado en un hogar ateo que, tras estudiar ciencias y convertirse al budismo, aún mantenía una arraigada visión materialista. Sin embargo, una profunda experiencia meditativa le reveló la naturaleza imperecedera de la mente, transformando por completo su perspectiva. Esta experiencia directa trascendió la necesidad de una fe ciega.
Vessantara concluye enfatizando la importancia de reflexionar sobre la plenitud del ser humano y sobre la tradición budista, donde ningún maestro realizado a lo largo de los siglos ha llegado a la conclusión de que el materialismo sea la última palabra. Nos anima a contemplar el "cielo azul" como la naturaleza de la conciencia y a explorar su potencial. Al dejar de lado las narrativas limitantes, ya sean materialistas o idealistas, y al sumergirnos en nuestra experiencia fundamental, podemos llegar a un conocimiento directo de la realidad.
Este "conocimiento budista" de cómo son las cosas, que surge de la experiencia directa, revela la riqueza, la belleza y el potencial ilimitado de una mente liberada. En contraste con la cultura consumista que nos rodea, el camino budista nos invita a trascender las limitaciones del materialismo y a trabajar en nosotros mismos para ayudar a otros a encontrar la salida del ciclo del sufrimiento (samsara). Al sintonizar con la extraordinaria naturaleza del mundo y explorar la vastedad de nuestra propia conciencia, podemos acceder a una comprensión profunda que va más allá de las teorías y nos conecta con la verdadera naturaleza del refugio.
Si quieres escuchar la charla en inglés puedes hacerlo aquí.