Reflexiones sobre el Pagana Sutta
En una enriquecedora charla impartida en 2019 en el centro de retiros de Padmaloka, Padmavajra profundizó en el significado del Pagana Sutta del Sutta Nipata, un texto que narra un momento crucial en la vida del Buda Gotama antes de su iluminación: su intenso esfuerzo y su confrontación con Mara, la personificación de las fuerzas que atan al ciclo de la existencia.
Padmavajra sitúa el Sutta dentro de su contexto, recordando que precedía al Pabaja Sutta, donde el futuro Buda rechazaba la oferta del rey Bimbisara de regresar a la vida principesca. La resolución del príncipe Siddhartha era clara: "En el esfuerzo hay dicha". El Pagana Sutta, cuyo nombre mismo evoca la idea de "esfuerzo enérgico" y "concentración mental", se erige como un testimonio de la importancia ineludible del padana (esfuerzo) en la práctica del Dharma.
El Sutta nos transporta a la orilla del río Narangira, donde Gotama se dedica a una meditación extenuante con la firme intención de alcanzar la "seguridad de la liberación" (yoga-khema), un término que Padmavajra desglosa como un estado de paz, facilidad y receptividad profunda, sinónimo de Nirvana. Es en este contexto de intensa dedicación que Mara, "Namuci" (el que no libera), se acerca al aspirante a Buda.
La estrategia de Mara es sutil y engañosa. No se presenta como un demonio amenazante, sino con "palabras disfrazadas de compasión", instando a Gotama a abandonar su austera práctica. "Estás delgado, pálido, al borde de la muerte... Vive, señor. Es mejor vivir, y mientras vives, haz méritos. Si llevas una vida religiosa y realizas el sacrificio de fuego, se acumula abundante mérito." Mara le presenta una alternativa cómoda, una senda religiosa tradicional que promete recompensas celestiales a través de rituales y buenas acciones convencionales.
Padmavajra establece un paralelismo entre esta tentación y las formas en que Mara podría manifestarse en nuestras propias vidas budistas contemporáneas. Podría ser la voz que nos susurra que nos tomemos las cosas con calma, que no nos exijamos demasiado en la meditación, que busquemos una práctica cómoda y superficial que no desafíe nuestro apego al mundo. Podría ser la ilusión de usar el budismo simplemente para hacer nuestra estancia en el Samsara más placentera, acumulando "méritos" sin la verdadera aspiración a la liberación.
La respuesta del Buda es firme y reveladora. Llama a Mara "amigo de los descuidados" (pamata-bandhu) y "malvado" (papiyan), no por ser una fuerza teológica oscura, sino porque busca mantenernos atados a la falta de libertad. Gotama declara que no tiene necesidad del más mínimo mérito en el sentido que Mara propone. "Mara, deberías hablar de méritos a aquellos que tienen necesidad de méritos." Él ha elegido un camino diferente, un camino de esfuerzo y transformación profunda.
En lugar de los méritos convencionales, el Buda declara poseer fe (shraddha) y energía (virya), así como sabiduría (prajna). Padmavajra aclara que esta sabiduría, aunque quizás no sea la sabiduría trascendental de un Buda iluminado, es una "inteligencia del Dharma", un conocimiento práctico y una intuición sobre cómo practicar y trabajar en el camino. Subraya la importancia de desarrollar esta inteligencia a través del estudio, la reflexión y la compañía de personas con una comprensión profunda del Dharma.
La determinación del Buda es inquebrantable. Afirma que así como el viento puede secar las corrientes de los ríos, su resolución secará su sangre y su cuerpo, pero su mente permanecerá serena, y su atención plena, sabiduría y concentración se fortalecerán. Incluso en medio del dolor extremo, su mente no se desviará hacia el deseo sensorial. "Mira la pureza del ser." Esta declaración irradia una confianza profunda, un "orgullo positivo" nacido del esfuerzo y la dedicación al desarrollo de cualidades. Padmavajra nos anima a cultivar un respeto propio similar, basado en nuestro propio esfuerzo en la práctica del Dharma, viéndonos como "hijos del Buda".
A continuación, el Buda desenmascara el "ejército oscuro" de Mara, comenzando por los primeros cuatro:
- Deseos sensoriales: El Buda declara que estos son el primer ejército de Mara. Padmavajra explica cómo estos deseos, a menudo representados como las seductoras hijas de Mara, pueden surgir inesperadamente, incluso en medio de la práctica espiritual, desviándonos de la apertura y la claridad mental. Recuerda su propia experiencia con la obsesiva visión de una barra de chocolate, ilustrando cómo incluso un antojo aparentemente trivial puede ser una manifestación de este primer ejército.
- Descontento: El segundo ejército es el descontento, esa sensación de insatisfacción y frustración con nuestras circunstancias, nuestra práctica o nosotros mismos. Este descontento nos impide encontrar paz y nos impulsa a buscar constantemente algo más, perpetuando el ciclo del deseo.
- Hambre y sed: El tercer ejército son las necesidades básicas del cuerpo, el hambre y la sed. Padmavajra señala cómo incluso estas necesidades pueden ser utilizadas por Mara para interrumpir nuestra práctica. Menciona la imagen de personas que, tras una profunda sesión de meditación, se apresuran a satisfacer su hambre y sed de una manera que parece cerrar la apertura experimentada. Si bien estas necesidades son reales, la forma en que las abordamos puede revelar la influencia de Mara.
- Ansia (Craving): El cuarto ejército es la ansia o el anhelo, el deseo intenso por objetos, experiencias o incluso estados mentales. Padmavajra enfatiza que Mara es un experto en las diversas formas en que el ansia puede manifestarse, manteniéndonos atrapados en un ciclo de querer y no tener, de buscar satisfacción fuera de nosotros mismos.
Padmavajra continúa desglosando los seis ejércitos restantes de Mara. El quinto es la pereza y el torpor, esa pesadez que nos invade durante la meditación, no necesariamente por cansancio físico, sino como una resistencia a la apertura y al crecimiento espiritual. Padmavajra señala la paradoja de que, a pesar de que el crecimiento en el Dharma es una experiencia maravillosa, una parte de nosotros se resiste a él.
El sexto es el miedo, una fuerza poderosa que puede manifestarse como ansiedad ante el cambio y la posible pérdida al profundizar en la práctica. Padmavajra recuerda las enseñanzas de Bhante sobre cómo a veces el miedo primordial que sentimos en el camino del Dharma puede ser "el aliento de Shunyata", el toque de la vacuidad y la realidad. La clave no es retroceder, sino permanecer con ese miedo, como hizo el Buda, hasta que pase. La contención, la capacidad de seguir adelante a pesar del miedo, es una forma de vencer a Mara.
El séptimo es la duda, una herramienta astuta de Mara que nos convence de que no estamos en el camino correcto, de que las prácticas que nos benefician no son para nosotros. Padmavajra compara a Mara con un "abogado muy hábil" que puede argumentarnos en contra de lo que más nos ayuda. Es crucial examinar la duda con honestidad, discerniendo si es una pregunta genuina o una racionalización de nuestra falta de compromiso.
El octavo ejército es el menosprecio de los demás y el orgullo obstinado. Padmavajra advierte sobre la tendencia, incluso en el camino espiritual, de mirar por encima del hombro a los demás. Este menosprecio, así como el cinismo generalizado, son obras de Mara que socavan cualquier buen trabajo que podamos estar haciendo. El orgullo obstinado, por su propia naturaleza, también es una manifestación de Mara.
El noveno es la ganancia, la alabanza y el honor obtenidos incorrectamente, y el décimo es alabarse a sí mismo y menospreciar a los demás. Padmavajra enfatiza la gravedad de este último en la tradición Mahayana, donde se considera la primera de las caídas del voto del Bodhisattva, una pérdida de solidaridad y conexión con toda la vida. Mara se deleita en la división y la discordia, especialmente dentro de la Sangha. Padmavajra hace un llamado a vernos como seres humanos antes que cualquier otra etiqueta, evitando caer en las divisiones que Mara fomenta.
Ante este "escuadrón oscuro", el Buda declara que "una persona cobarde no lo conquista". Se necesita coraje, no la ausencia de miedo, sino la determinación de seguir adelante a pesar de él. Padmavajra cita a Ron O'May, quien distinguía entre coraje y ausencia de miedo, señalando que solo un Buda alcanza la verdadera ausencia de miedo. Nosotros podemos cultivar el coraje, la voluntad de persistir a pesar de las dificultades y la sensación de insignificancia de nuestro esfuerzo. La clave es nunca rendirse, seguir esforzándose y renovando nuestro compromiso.
El Buda, al ponerse sobre la hierba Munja, un símbolo de no retirada en la tradición guerrera, declara su resolución inquebrantable: "Es mejor que muera en batalla que vivir derrotado". Su batalla es por la iluminación, la derrota de Mara. Muchos aspirantes se ven "engullidos" por Mara, desapareciendo del camino del Dharma. Padmavajra, con humildad, reconoce que nadie está inmune a esto y enfatiza la necesidad de mantenernos vigilantes.
El Buda, con "panadami" (su determinación) lista, se enfrenta a Mara montado en su elefante. La victoria no requiere una gran confrontación física, sino la sabiduría (prajna), que, como una piedra lanzada contra una vasija de barro sin cocer, destruye las ilusiones de Mara. Esta sabiduría surge del desarrollo integrado de todas las facultades espirituales.
Habiendo ganado maestría sobre su intención (sankappa), el segundo paso del óctuple sendero, el Buda declara su voto de Bodhisattva: "Con la atención plena firmemente establecida, vagaré de país en país, guiando a muchos discípulos... Estos practicantes de mi enseñanza, contra tus deseos, irán al estado donde no hay dolor." Padmavajra evoca una enseñanza sufí sobre la necesidad de "engendrar al hombre que necesitas", crear la comunidad espiritual a través de la enseñanza, la práctica, la amistad y la compasión. El voto del Bodhisattva es el trabajo de forjar una nueva comunidad en el camino hacia la iluminación, la clave para lograr una liberación duradera del dominio de Mara en el mundo.
Finalmente, Mara, tras siete años de infructuoso seguimiento, se retira, profundamente afligido, dejando caer su laúd (Veena), un símbolo de sus "canciones de amor" engañosas. Padmavajra señala que incluso podemos sentir compasión por Mara, aunque advierte que este sentimiento puede ser otra de sus tácticas. Sin embargo, recuerda que en algunos Sutras Mahayana, Mara incluso alcanza la iluminación, lo que subraya que Mara es una parte de nosotros que debe ser transformada. La clave es no engañarnos pensando que podemos lograr esto fácilmente.
Con la partida de Mara, "visto" y "conocido", el camino hacia la iluminación queda claro. La charla concluye con un poderoso mensaje de esperanza y la reafirmación de la importancia de la vigilancia y el esfuerzo constante en nuestro camino espiritual.
Puedes escuchar esta charla en inglés aquí