Tocar la Tierra con Amor: Del Dolor a la Creatividad y la Energía

Amor a la tierraBasándose en una charla de Gunopeta pronunciada en 2020 en el Centro de retiros de Aryaloka (EEUU), este artículo explora la respuesta budista a la creciente crisis medioambiental, proponiendo un camino que va del reconocimiento del dolor a una acción inspirada en el amor, la gratitud y la responsabilidad.

Gunopeta comienza recordando una charla anterior donde abordó la eco-ansiedad y las respuestas comunes de ira, negación y dolor ante la crisis ecológica. En esta ocasión, su enfoque se amplía, buscando conectar la profunda imagen del Buda tocando la tierra con la manera en que los budistas podemos responder de forma constructiva a los desafíos ambientales.terrra

La imagen del Buda tocando la tierra, un gesto que invoca a la diosa Pritvi como testigo de su iluminación, es central. Gunopeta sugiere que, en nuestro tiempo de crisis, la Tierra misma es testigo de nuestras acciones, pero en lugar de validar nuestra iluminación, nos grita para que detengamos el ataque que estamos perpetrando contra ella y la vida que sustenta. En lugar de un toque gentil, estamos "hiriéndola profundamente" con nuestra codicia, aversión e ignorancia.

La pregunta clave que plantea es: ¿Qué pasaría si tocáramos la tierra con amor? Un amor desinteresado, que implica una relación de dar y escuchar, de aceptación de la Tierra tal como es. Cita el poema de Robert Frost, "High Lebrouk," para ilustrar la importancia de amar las cosas por lo que son, sin idealizaciones.

Gunopeta comparte un poema propio, "¿Has abrazado hoy a tu planeta?", que invita a una conexión íntima y afectuosa con la Tierra, reconociendo nuestra dependencia y la fugacidad de nuestra existencia en comparación con su vasto viaje.

A continuación, guía una breve meditación para sentir físicamente nuestra conexión con la Tierra, extendiendo nuestro toque a través de las superficies que nos rodean hasta el planeta mismo, y sintiendo la energía de la Tierra ascender y circular en nuestro interior. Esta práctica busca establecer una comunicación bidireccional con la Tierra, donde no solo actuamos sobre ella, sino que también la escuchamos profundamente.

Escuchar a la Tierra puede tomar muchas formas, desde abrazar un árbol hasta observar con atención una pequeña planta. También implica familiarizarnos con un lugar específico, permitiéndonos sentir su "santidad," un término relacionado con "totalidad," "integridad" y "salud." Esta conexión profunda con un lugar, ya sea el hogar de la infancia o un rincón urbano con vida silvestre, nutre nuestro espíritu y nos hace sentir completos.

Junto con el amor y la experiencia de la santidad de la Tierra surge la gratitud. Gunopeta nos anima a reflexionar sobre todo lo que la Tierra nos proporciona, comenzando por la vida misma. Sugiere extender la práctica de metta (amor bondadoso) no solo a todos los seres, sino también a la Tierra, imaginándola incluso como un gran bodhisattva dedicado a sostener la vida.

La gratitud, como se ejemplifica en el "Discurso de Agradecimiento" de la nación Onondaga, nos recuerda la abundancia que ya poseemos, contrastando con la cultura consumista que se alimenta de la escasez y el deseo insatisfecho. Esta perspectiva se alinea con el tercer precepto budista en su forma positiva: cultivar la quietud, la sencillez y el contentamiento.

Del amor y la gratitud emerge un deseo de proteger y cuidar aquello que amamos, una sensación de responsabilidad. Gunopeta diferencia esta responsabilidad de los deberes impuestos externamente, describiéndola como un reconocimiento espontáneo y gozoso de querer retribuir al mundo.

Esta secuencia de dolor reconocido, amor, gratitud y responsabilidad se presenta como una espiral positiva y reforzadora, conectada con metta y karuna (compasión), los dos primeros brahma viharas. Los otros dos, mudita (alegría empática) y upekkha (ecuanimidad), también juegan un papel. Mudita nos permite apreciar la belleza y la perfección del mundo a pesar de su "enfermedad," mientras que upekkha nos ayuda a enfrentar el sufrimiento con menos reactividad y más creatividad, liberando energía para la acción positiva (virya).

Gunopeta menciona el "Trabajo que Reconecta" de Joanna Macy, que sigue una espiral similar de gratitud, honrar el dolor, ver con nuevos ojos y avanzar en el mundo. Ambas perspectivas buscan fomentar una profunda transformación de la conciencia.

Finalmente, enfatiza la importancia de la dimensión altruista de este "tocar la tierra con amor," comunicándonos y trabajando con otros, especialmente dentro de la Sangha budista. Ante la gravedad de la crisis, la actitud debe ser que "el fracaso no es una opción." La esperanza reside en la evolución individual y la cooperación en comunidades espirituales para generar un impacto significativo en el mundo.

Concluye la charla con un poema, "El Árbol Alto al Amanecer," que evoca un momento de comunión con la Tierra, y un canto ancestral Arapaho que interpreta como una expresión de nuestro deber de proteger y purificar este planeta. El mensaje final es un llamado a la unidad de mente, basada en los brahma viharas, para lograr más en nombre de la Tierra y todos sus seres.

Si quieres escuchar la charla en inglés puedes hacerlo en este enlace