Bases en la tradición budista “praticca samuppada” para la práctica ecológica del budista de hoy en día.
Introducción:
Como budistas, estamos comprometidos a transformar todos los aspectos de nuestras vidas siendo consecuentes con nuestros ideales. Aspiramos a que todos los ámbitos de nuestra vida sean un reflejo de nuestro compromiso con el sendero del Budismo y con las múltiples cualidades de la Iluminación: entre otras: amor, comprensión, contento, creatividad y una experiencia de vida no-dualista. Por tanto estamos comprometidos en la tarea de aliviar el sufrimiento donde quiera que lo encontremos, y animar a otros que también quieran realizar un entrenamiento espiritual. Al ignorar los sufrimientos y las aspiraciones de otros alrededor nuestro, fallaríamos en la visión de que “yo” y “los demás” son de hecho indivisibles, o al menos profundamente interconectados, y por tanto nos desconectaríamos con los mismos ideales que pretendemos seguir. Ser budista significa interesarse por el mundo alrededor nuestro y por las cuestiones que afronta. Intentamos aplicar los eternos principios del Dharma a la complejidad del mundo en constante cambio, este mundo que habitamos junto a billones de seres.
Actualmente, pocos de nosotros discutiríamos el hecho de que el medio ambiente esta en una grave crisis. Cada vez podemos ver más claramente que la actividad humana esta teniendo profundas consecuencias en muchos aspectos del planeta, desde el cambio climático hasta la extinción de especies y la contaminación de cientos de ecosistemas. Debido a que todo esta interconectado, nos guste o no, estamos atrapados en este proceso, y por tanto desempeñamos nuestro papel para bien o para mal. Por nuestro bien y por el bien de todos los seres, es necesario que desarrollemos una mirada profunda y clara a nuestro lugar en el medio ambiente y a las consecuencias de nuestras acciones en él. Por esto necesitamos una ecología budista.
En tiempos de Buda, la preocupación por el medio ambiente no era realmente una cuestión de importancia crucial. Las sociedades humanas existían en reductos frágiles en medio de la vasta jungla o densos bosques.
Hoy en día la situación ha cambiado al opuesto. La jungla o los bosques existen en reductos frágiles, entre las extensas sociedades humanas. Por tanto hay muy poco en las escrituras budistas con que guiarnos y dar una respuesta a la crisis medioambiental en la que participamos. Esto puede llevarnos a pensar a que el Budismo no esta muy interesado en el medio ambiente o confusión y duda sobre lo que deberíamos hacer como Budistas.
Pero que el Budismo sea indiferente al estado del medio ambiente, no es el caso, no hay duda del gran sufrimiento causado como consecuencia directa de las agresiones al medio ambiente, y el Budismo busca aliviar todo sufrimiento y todas las causas de sufrimiento. Además, el Budismo ha sido siempre una tradición dinámica, respondiendo creativamente a cualesquiera fueran las circunstancias en las que se encontrara. Lo que tenemos que hacer entonces es volver a los principios subyacentes e invariables detrás del Dharma y desde ellos empezar a articular una respuesta a las circunstancias actuales sin precedentes. Esta respuesta será tanto teórica como práctica, y dará forma tanto a nuestros puntos de vista como a nuestras acciones, para que sean más efectivas y expresen mejor la comprensión del Budismo.
· La Iluminación y la Comprensión del Buda
Cuando “el que iba a ser Buda” se sentó debajo del Árbol Bodhi y declaró su gran voto para conseguir la Iluminación, no sabía que era lo que iba a descubrir sobre la realidad. Su comprensión, cuando sobrevino, lo abarcó todo con su profundidad, más allá de cualquier formulación conceptual. Como él mismo, al sentir la necesidad de enseñar:
Por tanto, monjes, pienso, “ahora he conseguido el Dharma, profundo, difícil de percibir, difícil de conocer, tranquilo, trascendente, mas allá de la esfera de la razón, sutil, que será descubierto solo por los sabios.
La humanidad esta absorta en sus apegos, se deleita y se complace en ellos. Para la humanidad absorta en sus apegos es difícil observar este principio, concretamente incondicionado, la coproducción condicionada, Paticca-Samuppada.”
[Ariyapariesana Sutta, Majjhima-Nikaya 26]
Aún así decidió comunicar lo que había descubierto a otros seres que tenían solo “muy poco de polvo en sus ojos”, y la formulación central y más distintiva de su Comprensión llegó a conocerse como Pratitya Samutpada (Sánscrito) o Paticca Samuppada (Pali), el principio de “coproducción condicionada”. Citando a Sangharakshita en su libro “Survey of Buddhism”,
Podríamos decir que el conocimiento y la comprensión conseguidos por el Buda debajo del árbol bodhi en Bodh Gaya consistió en lo que, por una acomodación al modelo conceptual humano “normal”, describió como la verdad de que todos los fenómenos aparecen dependiendo de condiciones. En el original Pali, todos los dhamma son paticca-samuppanna. Esta es la gran doctrina Budista de paticca-samuppada (Sanscrito pratitya-samutpada), término diversamente interpretado por los estudiosos. El Dr. Conze lo traduce como co-producción condicionada, un equivalente más preciso y eufónico que tantos otros. Como la primera formulación del la Iluminación del Buda en un plano intelectual, es la base histórica y lógica de todos los posteriores desarrollos de la filosofía Budista… Ha sido equiparado al Dharma mismo.
La formulación general de esta doctrina se sucede en varias ocasiones en el Pali Canon, donde se repite con un juego de palabras que parece haberse reconocido, desde los momentos más tempranos, como una expresión de la comprensión última del Buda. Citamos esta formula en Pali no solamente por ser intrínsecamente sagrada, sino también para que el lector tenga la oportunidad de adquirir mérito leyéndola y recitándola en la lengua original.
imasmim sati, idamhoti;
imass' uppada, idam uppajjati; imasmim asati, idam na hoti; imassa nirodha, idam nirujjhati.
(Esto siendo, aquello llega a ser;
del surgir de esto, eso surge;
esto no siendo, aquello no llega a ser;
del cese de esto, eso cesa.)
[Majjhima-Nikaya ii.32; Samyutta-Nikaya ii.28; etc.]
Como todas las formulas universales, las implicaciones no son aparentes inmediatamente para el lector casual. En particular, no podría parecer aparente que este es de hecho el punto de partida más apropiado para una respuesta Budista moderna a los problemas medioambientales de nuestra época. Por tanto es necesario sacar a la luz algunas de sus muchas ramificaciones.
Podríamos imaginar un árbol: las raíces, misteriosas, escondidas bajo la superficie pero sosteniendo y nutriendo a todo lo que hay encima, sería la experiencia real de la Iluminación del Buda. El tronco sería la comprensión esencial de Pratitya Samutpada, la base de toda su enseñanza y los fundamentos de todos los desarrollos de la tradición Budista. Las ramas del árbol representarían las diferentes tradiciones y escuelas del Budismo a lo largo y ancho del mundo, adaptándose y tomando diferentes formas en cada circunstancia. Y finalmente las hojas, revoloteando con el viento, serían nosotros, viviendo nuestras vidas, expuestos a las duras realidades del mundo pero conectados con toda la tradición Budista bajo nosotros.
· Leyes de Pratitya Samutpada
El primer punto es que Pratitya Samutpada se aplica a TODOS los fenómenos, cualesquiera que sean. Como dice Sangharakshita,
“… cuando realmente piensas sobre el principio de pratitya samutpada en cualquier forma en la que se exponga, cuando meditas en ello, cuando realmente comprendes sus implicaciones, empiezas a entender el extraordinario impacto que ha tenido en el mundo. Cualquier cosa que exista, en cualquier nivel, lo hace dependiendo de condiciones, y en ausencia de esas condiciones, cesa de existir.
Esto es todo lo que dice. Pero si algo es Budismo, esto es Budismo.
“Lo que esta diciendo es que, desde el punto de vista de la mente Iluminada, el rasgo mas destacado de todos los fenómenos, tanto físicos como psíquicos, es que son condicionados. El incesante flujo de cosas, tanto materiales como estados mentales, es un proceso de etapas interdependientes, cada una de las cuales aparece en presencia de unas condiciones, y a su vez condiciona las etapas que la suceden. Lluvia, sol, tierra y semilla son condiciones de las que surge el roble, cuyas hojas caen y forman un sustrato muy rico donde crece la campanilla azul. Unos celos neuróticos tendrían consecuencias que conducirían a un crimen. Nada en el mundo fenoménico es producido espontáneamente sin condiciones precedentes, o no tiene consecuencias. Y el proceso de tomar consciencia de esta ley de condicionalidad nos libera de todas condiciones, dirigiéndonos hacia la libertad de movimiento y creatividad espontánea de la Iluminación.”
[Sangharakshita, 'What is the Dharma']
Esto quiere decir que las implicaciones de Pratitya Samutpada pueden ser aplicadas con seguridad en cualquier situación, y que todos los fenómenos están bajo su influencia. En las diferentes esferas de la vida, este principio de Pratitya Samutpada, se aplica en función de las diferentes leyes naturales conocidas en el Budismo como las cinco Niyamas. Citando a Sangharakshita de nuevo,
“Estas cinco niyamas son una formulación muy útil porque… reúnen aspectos que estarían desconectados a lo largo de los sutras originales. La palabra niyama es un término común en Pali y Sánscrito, que significa ley natural, a un nivel cósmico. De acuerdo con esta enseñanza existen cinco de estas leyes que muestran la ley de causa y efecto y trabajan en cinco niveles diferentes. Las tres primeras son muy claras, tanto que se pueden relacionar con la ciencia occidental.
Primeramente, encontramos Utu-niyama. Utu significa materia inerte. Hoy en día la gente empieza a poner en duda si realmente existe la materia inerte, aunque de momento podemos llamarla así. Utu-niyama es por tanto la ley de causa y efecto operativa en el nivel de la materia inorgánica. Abraza las leyes de la física y la química y sus disciplinas asociadas.
La segunda niyama es Bija-niyama. Bija significa semilla, por tanto Bija-niyama tiene que ver con el mundo de la materia orgánica, la esfera de todo lo vivo, cuyas leyes constituyen la ciencia de la biología.
Después esta Chitta-niyama. Chitta es mente, por tanto Chitta-niyama es la condicionalidad operativa al nivel mental. La existencia de este tercer niyama, por tanto, implica que la actividad mental y el desarrollo no funcionan al azar, sino que están regidos por leyes. Y es importante entender que significa esto. Estamos acostumbrados a la idea de las leyes que regulan las esferas de la física, la química y la biología, pero no estamos tan acostumbrados a la idea de que leyes similares gobiernen los estados mentales. Estamos más inclinados, en occidente, a pensar que los estados mentales simplemente ocurren, sin ninguna causa particular. Hasta cierto punto y en algunos aspectos, la influencia de Freud cambió esta suposición, pero la ideal de que los fenómenos mentales surgen dependiendo de condiciones no es algo que haya calado profundamente en el pensamiento popular. No obstante encontramos en el Budismo, en esta enseñanza de Chitta-niyama, la ley de causa y efecto operativa en el mundo de la mente, y podríamos decir que es un concepto que correspondería con la ciencia moderna de la psicología.
En cuarto lugar: Kamma-niyama. Kamma (Pali) es más conocido por su forma en Sánscrito, Karma, que significa acción, pero en el sentido de acción voluntaria y deliberada. Tradicionalmente, y paradójicamente, se dice que Karma es equivalente a Chetana (consciencia volicional), esto es que acción es igual a volición: “en cuanto la voluntad surge, uno hace la acción, ya sea de cuerpo, habla o mente.” Kamma-niyama por tanto pertenece al mundo de la responsabilidad ética; es el principio de la condicionalidad operativa en la esfera de lo moral.
En el Budismo hay una ley moral, pero no hay legislador, no hay nadie que administre la ley. He oído a misioneros Cristianos discutiendo con Budistas e insistiendo que si crees en una ley, tiene que haber por tanto un legislador, pero este tema daría mucho de que hablar. Después de todo, existe la ley de la gravedad, pero no hay ningún dios de la gravedad empujando y tirando de las cosas. La ley de la gravedad, es solo la descripción generalizada de lo que pasa cuando los objetos caen. Del mismo modo no tenemos un dios de la herencia genética o un dios de selección sexual. Estas cosas solo suceden, funcionan por sí mismas.
Y es muy similar en el plano moral, según el Budismo. La ley se gobierna a sí misma, por así decirlo. El karma bueno, naturalmente se lleva a la felicidad, y el mal karma lleva a la miseria. No hace falta que intervenga nadie más, observa lo que has hecho, y después adapta el castigo o la recompensa al hecho. Sucede con su propia armonía. “Bueno” y “malo” son construidos dentro de la estructura del universo. Esto puede sonar tremendamente antropomórfico, pero lo que realmente significa es que desde el punto de vista Budista, el universo es un universo ético. Mas precisamente, el universo funciona de acuerdo con la condicionalidad, y esta opera en el nivel kármico de un modo que podríamos definir como ético, por el hecho de que tiene valores éticos. Esto es Kamma-niyama.
La quinta y última niyama es Dhamma-niyama. Dhamma (dharma en Sánscrito), es una palabra con diferentes y numerosas aplicaciones, pero aquí significa espiritual o trascendental, en contraposición a lo mundano. El principio de la condicionalidad opera también en este nivel… Las cuatro primeras niyamas, incluyendo Kamma-niyama, son tipos de condicionalidad en un sentido cíclico, en el sentido de acción y reacción entre pares de opuestos. Pero Dhamma-niyama corresponde al tipo de condicionalidad espiral. Constituye la suma de las leyes espirituales que gobiernan el progreso a lo largo de las etapas del sendero Budista.
Lo que nos sucede puede ser el resultado de factores físicos, biológicos, psicológicos, éticos o espirituales. Lo más probable es que involucre una compleja combinación de factores, poniendo en escena varias de las niyanas.
[Sangharakshita, 'Who is the Buddha?']
· Enseñanzas derivadas de Pratitya Samutpada.
De este modo podemos empezar a ver el largo alcance de la aplicación de la comprensión del Buda dentro de Pratitya Samutpada. Pero, antes de indagar como se puede aplicar a las cuestiones medioambientales de nuestra época, tenemos que ver cuantas de las enseñanzas mas famosas del Budismo derivan directamente de ella.
· Impermanencia, insustancialidad,
Insatisfacción y vacío.
Debido a que todas las cosas surgen en dependencia de condiciones, existen solamente en la medida en que las condiciones que las apoyan existen también. Cuando las condiciones cambian, las cosas cambian. Por tanto, todas las cosas son impermanentes. Además, tendríamos que preguntarnos ¿Qué ES, de hecho, una “cosa”? y rápidamente nos daríamos cuenta de que en verdad, debido a Pratitya Samutpada, nada existe como una “cosa” sólida, estable e inalterable. Lo que pudiera parecer sólido, estable e inmutable es sencillamente un nexo temporal de condiciones, fluido y efímero, un fenómeno en lugar de un objeto. Lo que nos conduce a la gran enseñanza de la insustancialidad de todos los fenómenos. Más tarde, las tradiciones budistas hablan del vacío de todos los fenómenos, comparándolos a los sueños. Como dice el Sutra del Diamante:
Como estrellas, un espejismo, como una vela,
Una burla inocente, gotas de rocío, o burbuja,
Un sueño, un relámpago o una nube,
Así deberíamos ver lo que es condicionado.
Esta es la perspectiva de Sunyata, o vacío. Aunque las cosas no existen en cierto sentido, y sus interacciones sin duda alguna producen consecuencias tangibles en el mundo alrededor nuestro, es un error grave ver las cosas como sólidas, estables e inmutables. Debido a esto no pueden ser fuentes seguras de apoyo o placer para nosotros: todo es, en un sentido profundo, insatisfactorio. Estas tres cualidades –impermanencia, insubstancialidad e insatisfactoriedad– son conocidas como las Tres Laksanas, o las Tres Marcas de la existencia condicionada. Por tanto las enseñanzas centrales y más famosas del Budismo surgen directamente de Pratitya Samutpada.
Pratitya Samutpada puede verse como la descripción más concisa y penetrante de ver las cosas como realmente son: así es cómo funciona el universo entero y todo dentro de él: todo surge dependiendo de condiciones y cesa cuando las condiciones que lo apoyan cesan.
Todas estas comprensiones han sido interpretadas por algunos como una perspectiva pesimista del mundo. De hecho, en sus primeros años, el Budismo en occidente adquirió la reputación de ser una filosofía de negación del mundo. De hecho es una interpretación bastante liberadora. Después de todo, si nada existe, ¿de qué tener miedo? Si uno descubre realmente que todas las cosas son impermanentes y sujetas al cambio, uno es libre – como dice Blake, el “besar la felicidad al vuelo” pero sin sufrir el dolor del apego.
El conocimiento de nuestra propia muerte, nos libera para vivir la vida al máximo, en el precioso momento presente, libres de miedo, libres de codicia y libres de odio. Pratitya Samutpada no es ni optimista ni pesimista, es simplemente verdad. La verdadera perspectiva del Budismo es la que nos compromete y nos une de todo corazón con todo el mundo y con todos los seres.
· El Camino del Medio
Filosóficamente, Pratitya Samutpada posibilita al Budismo a formular su “camino del medio” entre los extremos del eternalismo y el nihilismo. El punto no es que las cosas existan o que no lo hagan: el punto es que simplemente todos los fenómenos están en perpetuo proceso de transformación. Una analogía tradicional para esto es la forma con la que surge el agua de lo alto de una fuente.
Debido a que TODOS los fenómenos, sean los que sean, están bajo la influencia de Pratitya Samutpada, el sendero espiritual no consiste en buscar una forma de escapar del mundo que nos rodea para llegar a otro mundo celestial divino y eterno. En un muy cierto sentido no hay ningún otro lugar a donde ir; la verdadera felicidad, o la Iluminación, si se debe encontrar en algún lugar, debe ser buscada y encontrada en el aquí y el ahora. La poesía China y Japonesa inspirada en el Budismo, resalta este punto una y otra vez.
Como el Zenrin dice:
Nada en absoluto se esconde;
Desde tiempos inmemoriales, todo es claro como la luz del día.
El viejo pino revela la sabiduría divina;
El pájaro huidizo manifiesta la verdad eterna.
Montañas y ríos, toda la Tierra,
Todos manifiestan la esencia del ser.
La voz del torrente en la montaña es una gran lengua;
Las líneas de las colinas, ¿No son el Cuerpo Puro del Buda?
En el Budismo, el mundo con toda su impermanencia e insatisfactoriedad es llamado el océano de Samsara, pero muchas veces se dice que Samsara es Nirvana; la diferencia entre los dos reside esencialmente en la calidad y en la precisión de nuestras percepciones mas que en ningún lugar físico. Si nuestras mentes están nubladas con ignorancia, codicia y odio, estamos atrapados en el Samsara y sufrimos; pero si por el contrario estamos llenos de amor, generosidad y sabiduría, podemos estar habitando el mismo universo físico pero sin embargo ser sumamente felices y libres.
Todo lo que nos rodea manifiesta la realidad de Pratitya Samutpada; cualquier cosa se puede convertir en nuestro maestro. Citando Zenrin de nuevo,
Recogiendo una brizna de hierba,
Úsala como el Buda dorado de dieciséis pies.
Podemos tomar nuestras propias experiencias de insatisfacción como enseñanzas: son signos claros de que de algún modo no estamos en armonía con la verdad de Pratitya Samutpada.
· Interconexión y compasión
Debido a que todos los fenómenos surgen dependiendo de condiciones, o en otras palabras, dependiendo de influencias fuera de ellos mismos, y se transforman en otras condiciones; podemos ver que las cosas están inextricablemente interconectadas. Nuestras vidas y las vidas de todos los seres están conectadas como si de una red gigante se tratara, y que se expande por todo el planeta e incluso más allá de éste. No sólo eso, sino que es imposible formar una noción de nosotros como diferentes o separados de todo lo demás. Todos estamos hechos de de lo mismo, y sujetos a los mismos procesos naturales, todos en el mismo “barco existencial”, y dándonos cuenta de esto, sentiremos de forma natural compasión hacia toda la vida y formas de vida. Como el Buda dijo en el Karaniya Metta Sutta:
¡Que todos los seres estén bien!
Débiles o fuertes, grandes o pequeños,
Visibles o invisibles, aquí o en cualquier parte,
Presentes o futuros, en las alturas o en las profundidades,
¡Que todos estén bien!
Piensa de esta forma para todo el mundo,
Líbrate de mentiras y orgullo,
Como quiere una madre a su bebé,
Amor pero sin limites.
Podría resultar relativamente fácil comprender intelectualmente esto, pero realmente VERLO es lo que hace que nazca la compasión y la comprensión de que uno no puede vivir solo para uno mismo. El Buda buscó la iluminación por el beneficio de todos los seres- como también lo hacemos nosotros. La vida espiritual no es un escape, sino una conexión cada vez más profunda con otros. Este proceso culmina con el voto del Bodhisattva para seguir el camino espiritual y alcanzar la iluminación “para el beneficio de todos los seres”.
Como la tierra y otros elementos,
Son útiles de muchas formas,
A la inmensidad de seres que habitan
El espacio sin límites,
Que yo me convierta de igual modo
En algo que sostiene a todos los seres
Hasta que todos ellos hayan alcanzado la libertad.
[Shantideva, 'Bodhicaryavatara']
· Ética, fe y el camino espiritual
La perspectiva Budista es profundamente optimista. Debido a que nada, sea lo que sea es fijo en su esencia, el cambio es posible. Todo esta abierto al cambio, sin trabas, a nuestro alcance y al alcance de todo el que decida hacer el esfuerzo necesario. Si las condiciones son apropiadas, todo puede suceder. Desde un punto de vista, la verdad de la impermanencia representa el fin de todo lo que amamos; desde otro punto de vista, esta verdad nos muestra que la realización de nuestros ideales más elevados y nuestros sueños más profundos son posibles. La responsabilidad última reside en nosotros. En concreto, no hay Dios, no hay un ser supremo por encima de nosotros inmune a esta ley. Estamos por así decirlo solos y con toda la responsabilidad de nuestro destino. No hay nadie ahí arriba para salvarnos o condenarnos. Nosotros mismos nos salvamos o nos condenamos.
Además, las cosas no aparecen al azar: el universo obedece ciertas leyes naturales, que nos resultan familiares gracias a las disciplinas de la física, la astronomía, la biología, la psicología y demás – y , por supuesto, la vida espiritual en sí misma. Estas ya han sido descritas como las Niyamas. Si queremos recibir cosas buenas a través de nuestras acciones, tenemos que educarnos dentro de lo posible en los detalles de estas leyes. En el Budismo no hay lugar para buenas intenciones sentimentales pero torpes.
El Budismo habla de acciones hábiles mas que de buenas intenciones. La vida espiritual y ética se sostiene porque las cosas no suceden al azar: la fe en el camino espiritual proviene de la fe en Pratitya Samutpada y de nuestra observación personal de ésta. El Buda enseñó que “acciones tienen consecuencias” y más específicamente, que “acciones hábiles tienen consecuencias hábiles y acciones torpes tienen consecuencias torpes”. Por esto podemos decir que vivimos en un universo ético, en el que la eficacia final de las acciones éticas esta garantizada por Pratitya Samutpada.
Las consecuencias de las acciones son ineludibles, y por lo tanto en el Budismo no hay espacio para la inacción; la inacción es en sí misma una acción, y las consecuencias fluirán de ésta tanto como de una acción. El Budismo por tanto nos invita a reflexionar sobre la urgencia de nuestra situación y a generar una gran energía para nuestra práctica. Las acciones tienen consecuencias, y consecuencias apropiadas a estas últimas.
Si queremos vivir bien tenemos que aprender como actuar bien. Nuestras acciones deben ser hábiles, producidas por un entrenamiento y una competencia. El Budismo enseña que más que seguir mandamientos de bien o mal, deberíamos llegar a ser hábiles, para así poder tomar decisiones acertadas en los vericuetos de nuestra compleja vida. Esto se aplica a todas las esferas de la vida: ética, psicológica, científica, médica. El Budismo es tomar cada vez mas consciencia y ver con claridad QUE acciones tienen consecuencias, y de tomar fuerza para elegir el Bien. Es un camino de disciplina y práctica sin espacio para superstición o galimatías.
En primer lugar hacemos esto conscientemente adquiriendo buenos hábitos, y después, gradualmente confiando en ellos a medida que resultan mas naturales, mas fáciles. Como un bailarín, al principio somos algo tímidos y torpes, aplicando dolorosamente lo que parece una disciplina forzada a nuestras rebeldes naturalezas, pero después de terminar los años de entrenamiento, hemos dominado nuestro arte que se ha convertido en algo libre, espontáneo y bello.
El Budismo reconoce que el mundo es tan complejo que realmente no podríamos predecir con precisión las consecuencias de nuestras acciones de una forma científica, no podemos predecir el futuro. El Buda por tanto, recomendó una colección de preceptos éticos para sus seguidores, el más destacado de ellos fue el principio de no-violencia o Ahimsa. La violencia es, al fin y al cabo, la negación última de nuestra interconexión, lo más alejado de actuar en armonía con la realidad. Esto nos da, por así decirlo, la oportunidad de que nuestras acciones tengan buenas consecuencias, teniendo en cuenta la infinita complejidad del mundo. En un discurso medioambiental esto se podría extender a nociones como el principio de precaución. No son reglas o mandamientos, sino principios-guía, y somos nosotros los que tenemos la responsabilidad de cómo ponerlos en práctica de la mejor forma en los dilemas de la vida diaria. No obstante sin consciencia no tenemos la oportunidad de actuar hábilmente, y el Budismo nos pide una y otra vez ser conscientes en todo momento. Muchas meditaciones Budistas, como el seguimiento de la respiración, están directamente diseñadas a entrenarnos en la conciencia constante. Al mismo tiempo nuestra consciencia debe estar motivada por un interés y preocupación amable por nuestro bienestar y el bienestar de otros. Esta es la práctica budista de la bondad, quizás una prefiguración de la compasión y mas directamente a nuestro alcance.
De este modo, el Budismo nos enseña un compromiso con el mundo de cada día. A través de nuestras acciones creamos el mundo en el que vivimos, a través de nuestras acciones tenemos la oportunidad de purificarnos, de liberarnos de nuestras ilusiones y así poder actuar por el bienestar de todos los seres. De hecho el Budismo habla de nuestro deber de hacerlo, y deberes en general, mas que derechos. Como dice elocuentemente Sangharakshita,
El Budismo, estando basado en la comprensión del vacío, sobre el no-yo, sobre el no-egoísmo, enseña la doctrina de la interpenetración mutua de todas las cosas, inculca la práctica del amor y la compasión, exhorta a hombres y mujeres a realizar sus deberes en cada paseo de vida, y por tanto tiende naturalmente al establecimiento último de la paz, ambos en los corazones y mente humano y en el mundo exterior. Los sistemas políticos occidentales, por el contrario, no importa lo diferentes o antagonistas que puedan parecer, están basados en el concepto, de origen dogmático Cristiano, de la existencia de entidades separadas y mutuamente excluyentes que son socialmente, políticamente e incluso espiritualmente valiosas y significativas por sí mismas. Todos estos sistemas por tanto, justifican el odio y excusan la violencia, insisten en lo razonable de la agitación clamorosa por derechos, y por tanto, sin excepción, dan resultado a declaraciones de guerra, tanto en la psique individual como en la vida de sociedades y naciones. El vacío, el no-yo, la realización de deberes, y la paz interna y externa, son miembros de la misma serie Nirvánica; como el egoísmo, el individualismo, la reivindicación de derechos, la violencia externa y las artes militares son miembros indisolubles de la misma cadena Samsárica.
[Sangharakshita, 'Crossing the Stream]
· Implicaciones medioambientales
De Pratitya Samutpada
Hemos cubierto mucho terreno, y ahora estamos listos para explorar como Pratitya Samutpada se puede aplicar a cuestiones medioambientales en nuestros días. Hemos visto que Pratitya Samutpada constituye la comprensión definitiva del Buda y la fundación para todas las subsecuentes enseñanzas y prácticas budistas. Hemos visto que desde ella provienen las perspectivas de impermanencia, insustancialidad, vacío, insatisfacción, libertad interior y compromiso exterior, compasión, inter-conexión, el Camino del Medio, y la fe, entre otras! ; y de ella también provienen las prácticas de atención consciente, compasión y bondad, preceptos éticos, y el reconocimiento de la necesidad de entrenarnos conscientemente y educarnos en la acción hábil.
Mucho de lo arriba mencionado tiene un valor inmediato para un ecologista. Si nosotros y otros podemos empaparnos y plasmar una comprensión en Pratitya Samutpada, nuestras vidas y nuestros trabajos, de una forma natural, incluso espontánea, serán mas sensibles, y con mas preocupación por actuar hábilmente y mitigar el sufrimiento de otros. Podríamos llegar a ser más humildes, mas conscientes de la complejidad infinita de la red interconectada de causa y efecto que es nuestra biosfera. En la vida diaria, el vegetarianismo y el llevar una vida materialmente más sencilla serían dos cambios bastante inmediatos. Veríamos también la necesidad de entrenarnos y ser conscientes, para descubrir que las acciones tienen consecuencias y específicamente saber qué acciones tienen qué consecuencias. En la aldea global de hoy en día, las consecuencias de nuestras acciones están muy lejos y fuera del alcance de nuestra vista, pero aún así debemos ser conscientes de ellas. Las cosas no son simplemente paquetes y envases en los estantes del supermercado: comprando diferentes marcas de café, o escogiendo infusiones en vez de café, desencadenará una serie de consecuencias que pueden extenderse en diferentes direcciones a lo largo del mundo, fomentando a su vez más patrones de acción y consecuencias que pueden ser creativas y beneficiosas en un caso, o destructivas y negativas en otro caso.
También reconocemos que es imposible separar a uno mismo de los otros, y por eso, que nuestro trabajo debe incluir trabajo tanto en nosotros mismos como en el mundo. Si no hacemos esto, corremos el riesgo de quemarnos y caer en frustración y cinismo, sin mencionar todo el daño que podemos hacer intentando ayudar desde la confusión. El Budista puede dejar el mundo por un momento, pero solo para retornar a él una vez purificado. Nuestra vida y trabajo debe estar basada en una comprensión y practica espiritual, y necesita ser sostenible, regulando y equilibrando nuestras necesidades y la de los demás.
Puede sonar cruel o despiadado, pero la consciencia de la impermanencia e insustancialidad de todos los seres, conlleva una gran ecuanimidad. Es dentro de una visión más grande en la que podemos actuar de todo corazón y con gran compasión por el beneficio de todos los seres, y aún así no vernos afectados por el éxito o el fracaso, sabiendo que todo lo que vive morirá finalmente, incluyéndonos a nosotros, sabiendo que la Rueda del Samsara dará vueltas eternamente, que universos enteros están naciendo y desapareciendo al mismo tiempo, y todo esto en esta gran panorámica.
Sabios Bodhisattvas, sabiendo esto, reflexionan en la no-producción, y mas aún, haciendo esto, hacen nacer en ellos la gran compasión,
Que esta libre de cualquier noción de ser.
De ese modo practican la sabiduría, la perfección suprema.
Pero cuando la noción de sufrimiento y de seres les empuja a pensar:
“El sufrimiento yo eliminaré, por el bienestar del mundo yo trabajaré!”
Los seres entonces son imaginados, un yo es imaginado, la práctica de la sabiduría, la suprema perfección, esta ausente.
[Ratnagunasamcayagatha]
A veces se dice que el Bodhisattva, el ser determinado a la Iluminación, “hace el voto de salvar a todos los seres sabiendo que no hay seres que salvar”. Desde un punto de vista del sentido común esto es un sinsentido, desde el punto de vista de un Iluminado, es la liberación dentro de la actividad total.
· Conclusión
En conclusión, muchos consejos se han dado como actitudes que podemos adoptar para vivir en armonía con Pratitya Samutpada. Más específicamente, quizás queramos saber como actuar decidiendo exactamente que hacer en cada situación. Esto debe ser una mezcla de educarnos a nosotros mismos y así poder hacer elecciones con información, purificándonos para no ser barridos ciegamente por nuestros apetitos, y también por el momento adoptando preceptos apropiados, si no hemos conseguido todavía nuestra propia comprensión.
Las decisiones difíciles siempre estarán ahí y tendremos que hacer elecciones dolorosas: pero si cultivamos consciencia, profunda compasión, compresión, y la auto-disciplina, siguiendo un camino regular de práctica y acción, con seguridad cambiaremos este mundo y a nosotros mismos para mejor.
Lokabandhu
Diciembre 2001, Centro de retiros Bor Dharan, Nagpur, India.