La figura de Kuan Yin representa la energía compasiva impregnada por la Sabiduría transcendental. Es a la vez serena y dolorosamente tierna. Lista para actuar en respuesta al sufrimiento. Ella alivia le angustia, derrite los corazones endurecidos , y trae el bálsamo a los Temerosos. Por lo general se la nuestra de pie sobre una ola; o a veces sentada en una postura de realeza relajada y con una pierna flexionada y apoyada sobre la planta de su pie, y la otra colgando, transmitiendo una sensación de equilibrio y de apertura con equilibrio y ecuanimidad.
Se la asocia con el océano, y a menudo se la representa emergiendo del mar, ya sea sentada sobre una roca, sobre un leon, de pie sobre las olas o sobre una flor de loto, o llevada por los aires por un dragón marino.
Frecuentemente, la luna precede a su aparición. Su túnica es de seda blanca y cae suavemente en casscada sobre su cuerpo, y toda su imagen es luminosa luz de luna. En algún momento sus ropajes con capucha cubre su cabello oscuro; o puede usar una tiara adornada con un gema de rubí lo que significa su estrecha relación con Amitabha, el Buda rojo del amor incondicional infinito. A diferencia de muchos Bodisatvas , Kuan Yin no tienes 16 años, es una madura y majestuosa dama.
Una de las principales cualidades de Kuan Yin es su fácil accesibilidad. Llámala sinceramente y ella acudirá en tu ayuda. Su aparición en la vida de las personas evoca a menudo una respuesta fuerte e inmediata de fe y devoción. El académico John Blofeld transmite lo presente y accesible que puede ser:
Rocas, sauces, estanques con lotos de agua corriente son a menudo indicios de su presencia. En las campanadas de bronce o jade, en el susurro del viento, entre los pinos, el parloteo y tintineo de los arroyos, se puede escuchar la voz de Kuan Yin. Mientras que la frescura de las hojas se lotos salpicadas de rocío el perfume del incienso recuerdan su fragancia.
Se la conoce como Kuan Yin en China, Quan Am en Vietnam, Kannon en Japón y popularmente es considerada como una salvadora, invocada en situaciones de crisis, se la conoce como la Diosa de la Misericordia; a veces considerada como una madre cósmica.
En todo el lejano Oriente encontramos numerosos templos dedicados a ella, así como muchas ermitas para los viajeros — ya sean supersticiosos o espirituales — para presentar sus respetos o implorar. En Pu Tuo Shan, una pequeña isla de China, los peregrinos de Kuan Yin, la visitan en masa.
A lo largo de los siglos, los devotos han afirmado sentir su presencia, recibir su bendición o incluso ser recompensados con visiones de la misteriosa Dama Blanca.
Kuan Yin se representa en diversas formas y maneras, generalmente serena y gentil, y ocasionalmente iracunda. Sus estatuas llevan una serie de emblemas simbólicos, a menudo lleva un tallo de flores de loto o una ramita de sauce. Puede que tenga una joya que concede los deseos o un mala; a veces un jarroncito con el néctar de la larga vida, a veces vertiendo o regalando el néctar.
Algunas imágenes incluyen un espejo brillante y en otros sostiene una fruta mágica (que simboliza fecundidad). Asociada con niños y madres ocasionalmente, Kuan yin se puede presentar con un bebé en su regazo.
Cuando está de pie, Kuan Yin suele representarse en porcelana blanca, marfil o alabastro, mientras que las figuras sentadas suelen estar talladas en mármol, jade, piedra o madera.
El océano es parte integral del mito y la leyenda de Kuan Yin. Se dice que realizó muchos milagros salvando a personas de ahogarse cuando estaban en peligro en el mar. Es tradicionalmente amada por pescadores y viajeros.
Sin embargo, Kuan Yin no sólo es una diosa. Se la considera como un ser iluminado, la contraparte femenina de Avalokitéshvara, el bodisatva de la compasión. Los budistas de todo el mundo, especialmente los del Lejano Oriente la respetan, veneran y visualizan.
Al representar el principio de la compasión universal, es consciente de la naturaleza interconectada de toda la vida. Está asociada con la escucha empática. Su nombre completo es Kuan Shih Yin, que se traduce como "la que mira o escucha los gritos del mundo".
Texto de Vajrasara