Sus primeros años
Budaghosha es el comentarista más famoso del theravada y a él se le adjudica el establecimiento del pali como la lengua principal de esa tradición. Nació en Magadha, cerca de Bodh Gaya, hacia finales del siglo IV y creció en una familia de brahmines, pero después de encontrarse con unos textos budistas por primera vez se convirtió a esta religión y viajó a Sri Lanka para profundizar en su entrenamiento. Allí, entró al Monasterio Mahavihara, donde estudió las enseñanzas theravadinas bajo la tutela del renombrado Sanghapala Thera. En esa época, el Mahavihara tenía la reputación de ser el más “ultraortodoxo” de los tres principales monasterios singaleses y como disfrutaba del patrocinio real tenía una estrecha relación con los asuntos del estado singalés. Sus más destacados eruditos eran hombres de una influencia considerable.
El Camino de Purificación
Una vez que se estableció en el estilo de práctica del Mahavihara, Budaghosha produjo la literatura de comentarios y exégesis más sobresaliente de su tiempo. Su texto principal fue el Visuddhimagga o “Camino de purificación”, una guía exhaustiva para el sendero de la ética, la meditación y la sabiduría. Es una de las grandes obras maestras de la literatura de comentarios budistas. Describe con todo detalle las principales prácticas del budismo básico como se comprendían entonces en el Mahavihara. Ahí resume el material de comentarios disponibles en el Vinaya y muchos de los comentarios del Sutta Pitaka. Muchas de las características de la tendencia dominante del theravada “ortodoxo” que conocemos hoy son el resultado de la síntesis de Budaghosha.
Su dominio magistral del Tipitaka
Según la leyenda, a su llegada a Sri Lanka, Budaghosha aprendió de memoria todos los comentarios singaleses sobre el theravada. Estaba tan convencido de la veracidad de ese enfoque que le pidió a sus hermanos monjes que le proporcionaran un Tipitaka, para escribir un comentario acerca del mismo. Para probar su capacidad, sus hermanos monjes sólo le dieron dos estrofas y le dijeron, “enséñanos lo que haces con éstas y si vemos que tienes la habilidad te daremos todos los libros”.
Sobre nada más que ese texto, él sintetizó todo el Tipitaka con su comentario. Fue así como nació el Camino de purificación. Luego, congregó a todos los monjes que más sobresalían en el Dharma y empezaron a leerlo. Con la intención de que demostrara su capacidad a la multitud, las deidades escondieron el libro y él tuvo que prepararlo una segunda y hasta una tercera vez más. Cuando al fin estaba listo el libro para su lectura los dioses devolvieron las otras dos copias, de modo que los bhikkhus ahí reunidos leyeron las tres copias juntas y descubrieron que no había diferencia en ellas, en ningún capítulo, en el orden del material, en las frases ni en las sílabas de los textos originales.
La vacuidad de todos los dharmas
En el Visuddhimagga, Budaghosha da expresión concisa a la noción de la vacuidad esencial de todos los dharmas:
No es posible hallar al que hace las obras,
ni al que ha de cosechar sus frutos,
lo único que hay son los meros fenómenos que ocurren.
Esta pura visión es correcta y verdadera.
No es posible hallar un dios o Brahma,
ningún creador de esta rueda de la vida,
lo único que hay son los meros fenómenos que ocurren
y todos dependen de condiciones. (Visuddhimagga xix.20, citado en Sangharákshita, A Survey of Buddhism, Windhorse, Glasgow 1993, p.125)
Consejos para la práctica de meditación de amor y bondad
El volumen acerca de la sabiduría pone particular atención al asunto del origen dependiente, pero quizás para nosotros sea más útil por la instrucción precisa que ofrece sobre las diversas variedades de prácticas de meditación que se acostumbraban en el Mahavihara en aquellos días.
Un meditador que desea desarrollar [amor y bondad]... debe sentarse cómodamente en un asiento preparado de manera adecuada en un sitio apartado. Para empezar tendrá que observar el peligro que hay en el odio y la ventaja que aporta la paciencia. ¿Por qué? Porque es necesario abandonar el odio y alcanzar la paciencia en el desarrollo del tema de esta meditación...
Mas cuando comience debe saber que algunas personas no son del tipo más adecuado para empezar y que la práctica de amor y bondad debe desarrollarse primero hacia cierto tipo de personas y no hacia otras. Al principio no hay que tratar de desarrollar amor y bondad... específicamente hacia personas del sexo opuesto ni a las que ya han muerto... Si uno la desarrolla de manera específica hacia alguien del sexo opuesto, surge entonces el deseo vehemente que le inspira esa persona. A un anciano que era sustentado por una familia alguien le preguntó, al parecer el hijo de un amigo: “Venerable señor, ¿hacia quién debemos desarrollar amor y bondad?” El anciano le dijo: “Hacia alguien que amemos”. Él amaba a su esposa. Por desarrollar amor y bondad hacia ella se pasó toda la noche luchando contra la pared (cegado por la lujuria que surgió, solapada por el amor y la bondad). Es por eso que no deberíamos desarrollar esta práctica específicamente hacia alguien del sexo opuesto.
Mas si la desarrolla hacia alguien que ha muerto no alcanzará ni la absorción ni la concentración de acceso. Al parecer, un joven bhikkhu había comenzado a desarrollar amor y bondad inspirado por su maestro. Su amor y bondad no estaban progresando en absoluto. Acudió con un practicante anciano y le dijo: “Venerable señor, estoy muy familiarizado con el acceso a las dhyanas por medio de la práctica del cultivo de amor y bondad, sin embargo ahora no lo logro. ¿A qué se debe?”. El anciano le respondió: “Busca al signo, amigo (al objeto de tu meditación)”. Así lo hizo. Se enteró entonces de que su maestro había fallecido y en lo sucesivo desarrolló amor y bondad por otra persona, con lo cual consiguió la absorción. Es por eso que no deberíamos desarrollar esta práctica hacia alguien que ya murió.
Al principio, uno sólo debería desarrollarla hacia sí mismo, diciendo de manera repetida: “Que pueda yo ser feliz y liberarme del sufrimiento” o “que pueda yo mantenerme libre de hostilidad, aflicción y ansiedad y vivir felizmente”...
Así pues, debería empezar, por ejemplo, saturándose a sí mismo con amor y bondad. Después de eso, con la intención de progresar de un modo tranquilo, puede recordar dones, palabras amables, etc., inspirarse en el amor y el cariño, alguna virtud o aprendizaje, etc. o inspirarse en el respeto y la reverencia que siente por un maestro o su equivalente o un preceptor o su equivalente, desarrollando amor y bondad hacia él, empezando así: “Que este buen hombre pueda ser feliz y liberarse del sufrimiento”. Con ese tipo de persona, por supuesto, logrará la absorción.
Mas si este bhikkhu no consigue estar contento con ello y quiere derribar las barreras, después de eso debería desarrollar amor y bondad hacia un amigo muy querido. Luego hacia una persona neutral como si se tratara de un amigo muy querido. A continuación hacia una persona hostil como si fuera alguien neutral y, mientras hace esta práctica, debería permitir que su mente se vuelva maleable y manejable en cada instancia, antes de pasar a la que sigue. (Budaghosha, Visuddhimagga, en la traducción de bhikkhu Ñanamoli, The Path of Purification, Buddhist Publication Society, Kandy 1991, cap. 9, vv. 1-13, pp.288-290).
[Así mora] cubriendo una dirección con su corazón investido de amor y bondad. Lo mismo con la segunda dirección. Lo mismo con la tercera dirección. Lo mismo con la cuarta dirección y lo mismo arriba, abajo y entorno. En cualquier parte y del mismo modo mora cubriendo al mundo entero con su corazón lleno de amor y bondad, abundante, sublime, sin medida, libre de hostilidad y libre de aflicción. (Íbid., v.44 p.300).
Fuente: Teachers of Enlightenment, Kulananda, Windhorse Publications.