La meditación samatha calma la mente y enfoca la consciencia. Promueve las emociones positivas y expande nuestras perspectivas. Esta forma de meditación es una preparación esencial para las técnicas de vipassana, sin esta base es muy poco probable que surja la visión que la meditación vipassana pretende fomentar. Nuestro estado mental normal está muy desconcentrado y dividido, nublado por emociones negativas, demasiado limitado en su punto de vista para ver la realidad tal como es.
Nuestro nivel normal de consciencia puede compararse con una mala linterna con un haz de luz difuso y batería baja. No ayuda mucho a iluminar nuestra oscuridad. El trabajo de la meditación samatha es enfocar el haz de luz y recargar las baterías para que podamos empezar a ver con claridad. O para utilizar una analogía más tradicional, nuestro estado mental puede compararse con agua turbulenta y lodosa, demasiado nublada con remolinos de suciedad para permitir el paso cualquier paso de luz. La meditación samatha calma la turbulencia de la mente y permite que el lodo se asiente para que el agua se torne clara, brillante y lúcida.
La mayoría de las técnicas de meditación samatha involucran el uso de un objeto de concentración. Puede ser el proceso de la respiración, un disco de colores, la llama de una vela, un mantra, o una emoción positiva como el amor universal. De todas estas, la respiración es probablemente la más utilizada para enfocar la atención. Esta práctica, a menudo llamada 'atención consciente a la respiración', se describe al detalle por el Buda en los textos budistas tempranos, y se utiliza de una u otra forma en casi todas las escuelas budistas. Otra práctica samatha común es el 'desarrollo de amor universal', en la que el meditador genera una fuerte emoción de amor incondicional tanto para sí mismo o sí misma, como para otras personas, y de hecho utiliza esta emoción como objeto de la meditación.
Estas dos técnicas de meditación nos dan una manera de trabajar en nosotros mismos para cultivar dos cualidades que son centrales en el desarrollo espiritual, consciencia y cordialidad.
La atención consciente, o el seguimiento de la respiración nos permite desarrollar un nivel de consciencia concentrada que rara vez podemos experimentar en nuestra vida cotidiana, para muchas personas resulta una especie de revelación saber que se puede estar tan consciente. Si estuviéramos haciendo un esfuerzo por mantener la consciencia como parte de nuestra práctica de la ética, con el tiempo la atención plena que desarrollamos en la meditación empezaría a filtrarse a nuestro estado mental cotidiano, nos daría mayor claridad, más espacio y una nueva libertad de actuar de manera creativa.
La práctica del desarrollo de “amor incondicional” nos brinda una forma de trabajar directamente con nuestras emociones para aumentar nuestros sentimientos de autoestima y nuestra amabilidad hacia otros. Una vez más, muchos principiantes en esta práctica se sorprenden de que sea posible sentir una emoción tan intensa y afectuosa. Y de nuevo, si los efectos de la meditación se refuerzan con la práctica de la ética, estas emociones empiezan a inundar nuestra vida diaria, en donde parecen tener un efecto casi mágico sobre nuestras relaciones con las demás personas, y a través de esto en nuestra vida en general.
Todas las técnicas samatha tienen el propósito de promover un estado de concentración 'unidireccional' en el que varias partes de nuestro ser se unen en una consciencia única, calmada y brillante. Si vivimos una vida ética en condiciones que promuevan el contento y las emociones positivas, cuando meditemos el parloteo mental que normalmente ocurre en nuestra cabeza pronto cederá el paso a un agradable sentimiento de suave y calmado equilibrio. Nuestros conflictos internos pronto empezarán a disolverse, y los elementos neuróticos de obsesión hacia nosotros mismos pronto se reemplazarán por puntos de vista más amplios y objetivos. Mientras nos movemos a estados más profundos de meditación, es posible experimentar oleadas de amor y alegría que parecen surgir desde nuestras profundidades; para algunas personas puede ser tan fuerte que literalmente provoca escalofríos y pone los pelos de punta. Emociones cálidas saturan nuestro ser, tanto que nuestro corazón y mente se vuelven una sola entidad que ve todo a través de una luz nueva y más brillante. Meditadores más talentosos o experimentados pueden ir más profundamente a estados de inspiración envolventes en los que los limites normales entre el yo y el resto del mundo comienzan a disolverse. Incluso los llamados poderes 'sobrenaturales' pueden surgir, como la habilidad de ejercer un efecto benévolo en el estado mental de las personas.
Sin duda esto suena muy elevado, y desde luego la meditación no siempre es así. La mayoría de las personas también tienen momentos en los que la meditación implica luchar con una mente llena de deseo, enojo o conflicto. En momentos así, es un trabajo difícil. Pero aún cuando sea difícil, la meditación es un trabajo útil, porque nos permite tomar control de estos estados mentales de forma gradual, tanto en las sesiones de meditación como en el resto de nuestra vida.
A pesar de que la meditación samatha es una preparación para la práctica vipassana (o percatación), es obvio a partir de lo que se ha dicho, que no se trata solamente de un aburrido preliminar, no es algo que debamos de pasar tan pronto como sea posible para poder llegar a lo 'autentico e importante'. Si la meditación vipassana no existiera, la meditación samatha bien valdría el esfuerzo. Aún cuando es más difícil, nos da mayor influencia sobre nuestros estados mentales, nos brinda sentimientos de mayor calma, más equilibrio y más positivos. En el mejor de los casos es profundamente disfrutable y puede aportar efectos a largo plazo al darle a toda nuestra experiencia de vida una visión más clara, brillante y expansiva.