Hola, me gustaría compartir una sensación que me ha quedado, la cercanía. El estar en medio de tanta gente, de un lado a otro, cada cual con sus historias y uno ahí sentado como testigo silente de todo ello, ha dejado en mi un sentimiento de empatía, amor y cercanía con todos lo habitantes de esta ciudad y también con el grupo que estábamos ahí sentado. Creo que debíamos repetir la experiencia e invitar a otros. Sadú, sadú, sadú.

Se acerca la hora, siento un cosquilleo que me recorre todo el cuerpo, estoy agotada pues no he pegado ojo en toda la noche imaginando lo inimaginable, viviendo lo no vivido. Pero mi cuerpo no se percata del cansancio, está demasiado excitado, demasiado intrigado para notar fatiga alguna.

Ya quedan unos pocos minutos... mientras camino me vienen a la mente relatos de la India, relatos de monjes budistas y yoguis meditando o iniciándose en campos de incineración donde se enfrentan cara a cara con el miedo y donde logran al fin vencerlo. Pero ahora me toca a mi, ahora soy yo la que tengo que enfrentarme a él. ¿Podré lograrlo? ¿Seré capaz?

Nada más poner un pie sobre el Pont de Fusta noto que quiere poseerme como si fuese un amante celoso, me impregna todo el cuerpo con su aroma, me tiemblan las piernas, el corazón me late con tanta fuerza que parece que se quiera escapar de mi cuerpo, de mi ser. Estoy a punto de sucumbir ante él y por mi mente no cesan de pasar pensamientos como,creo que no voy a poder, creo que no voy a ser capaz de hacerlo...

Pero entonces veo a lo lejos un grupo reducido de gente... me armo de un poco de valor y me acerco
a ellos. Noto que están como yo, cada uno con su lucha personal, la cálida sonrisa y el acogedor abrazo de Amalamati me calman, me sosiegan un poco.

Nos ponemos en marcha, vamos en busca de la aventura y llegamos al primer lugar elegido “La Plaza de la Virgen” donde empieza el viaje, una excitante y emocionante travesía espiritual y emocional de la cual ya no hay marcha atrás, nosotros con nuestros fantasmas, nosotros con nuestros miedos, nosotros con toda la ciudad...

Almudena

He tenido la suerte y el placer de asistir a un día de meditación en la calle junto con un excepcional grupo de meditación dirigido por Abhayaka, Amalamati y Satyabhasana. Ha sido una experiencia magnífica de la cual me alegro mucho haberla vivido y compartido con personas tan maravillosas.

Durante nuestra emocionante aventura hemos sido testigos, bien nosotros mismos mientras estábamos meditando o bien las personas del grupo que se dedicaban a repartir folletos o hacer fotos a los meditadores, de anécdotas muy interesantes como por ejemplo: la delicadeza que tubo una señora que iba arrastrando un carrito y cuando pasaba próxima a nosotros lo levantó para que no hiciera ruido y así no molestarnos. Fue muy bonito comprobar el respeto que tubo esta mujer hacia lo que estábamos haciendo en ese momento aunque ella no lo compartiera.

O cuando en un momento de la meditación se oyó la voz de una mujer que decía: ¡Como ha cambiado España!. Pues si, nos alegramos mucho de que España esté cambiando.¡Qué ya era hora!

Otro señor al vernos exclamó : “Habemus Papam” que significa “Tenemos Papa” (frase que se usa cuando se ha nombrado un nuevo Papa). ¿Esto quiere decir que la Orden Budista Triratna va a tener una nueva sede en el Vaticano?. Chicos ir preparando las maletas... que nos vamos a Roma.

En otra ocasión un chico pasó tocando un instrumento de percursión y al ver que no nos inmutabamos exclamó: ¡Pues si que están concentrados!. Aunque si se llega ha esperar más no se yo si la concentración hubiese durado mucho.

Pero lo realmente enternecedor fue saber que una niña nos estaba observando muy quieta y boquiabierta. Me pregunto qué es lo que le estaría pasando por su cabecita en ese momento.

Todos los que hemos vivido esta experiencia hemos tenido una serie de sensaciones que nos apetece mucho compartir, algunas de las cuales son:

“Me he sentido más unido y conectado al grupo de meditación y más cercano a la actividad de la ciudad y a la gente que la habita, me he visto como uno más.”
Alexis

“ Me ha dado miedo sentir la energía de la gente que pasaba cerca de nosotros mientras meditábamos en la primera meditación, una vez he podido vencer esto no hubiese parado de meditar en la calle, me he sentido muy a gusto y cómoda haciéndolo.”
Almudena

“ He tenido una sensación extraña al veros meditar, me gustaba pero se me hacía raro veros tan calmados con tanta gente pasando a vuestro alrededor.”
Javier

“ Ha sido fabuloso notar que toda la ciudad te traspasa, que puedes mantenerte centrado y estar bien incluso con toda la vorágine .“
Virginia

“ Me ha encantado observar las reacciones de la gente que pasaba mientras estabais meditando, unos tenían rechazo y otros curiosidad.”
Abhayaka

“El poder escoger entre todas las posibilidades que se pueden hacer en la ciudad, es posicionarse y a la vez mostrar a los demás una alternativa. Me ha parecido que a la gente le ha gustado, percibía en ellos sorpresa y que les gustaba encontrarse con eso.”
Ester

“ Lo que más me ha gustado ha sido el “buen rollo”que ha habido entre nosotros, la fuerza interior que desprendía cada uno cuando estaba meditando y el apoyo de poder estar con más gente meditando.”
Amalamati

“Ha sido como tener un centro budista ambulante, un acercamiento más a la gente, estar en equipo colaborando. Una gira del centro budista que estrecha lazos entre nosotros, ganas de repetir.”
Satyabhasana

El pasado sábado 9 de abril tuvimos una emocionante y fascinante experiencia meditando en la calle, estas son algunas de las impresiones que algunos de los asistentes sentimos durante esta magnífica aventura:

“Experimenté la sensación de compartir mi práctica fuera del centro budista. Me sentía muy seguro, como cuando eres niño y te encuentras jugando en el patio. Me ha gustado el reto de meditar en una situación no convencional recordándome la vida del Buda… meditando en la calle y yendo de un lugar a otro…”
Sudaka

“Me ha gustado mucho compartir la experiencia de meditar con la gente que pasaba por la calle, me he sentido muy cómoda y me ha encantado descubrir que la calle además de utilizarse para ir de compras...también se puede usar para meditar.”
Marta

“Aunque soy muy principiante en la meditación, estaba muy concentrado en seguir mi respiración y notar mi cuerpo, me ha resultado curioso experimentar que los ruidos del exterior me calmaban los pensamientos. Psicológicamente ha sido una experiencia diferente, siempre nos guardamos las cosas para nosotros y en esta ocasión nos estábamos expresando hacia afuera.”
Abelardo

“ Ha sido muy liberador, me ha roto el miedo. He conectado más con el mundo más que meditando en mi propia habitación.”
Alba

“La diferencia de meditar en un sitio cerrado con respecto a hacerlo en la calle es que en el primer caso las distracciones son más mentales y en el segundo caso las distracciones son los ruidos del exterior, pero aun así he sentido momentos de silencio, una energía muy fuerte y de paz.”
Laura

“Lo más cómodo es hacer las cosas para ti mismo sin dar nada a los demás, pero esta experiencia la he hecho por contribuir al centro budista y con ella he conseguido superar un reto, vencer un miedo...ya no me siento enquilosado.”
Pascual

“Me gusta controlar mi entorno y por ese motivo me gusta estar en mi casa. En la calle no puedes controlar casi nada pero me he sentido en la obligación de entregarme, soltar, quitarme la coraza...”
Amalamati

“Ha sido una experiencia que me ha trasladado a la India, debajo del árbol Bodhi, cuando estaba meditando en la Plaza de Toros era como estar meditando debajo del árbol Bodhi.”
Merche

“ Me he acordado mucho cuando el Buda era pequeño y tuvo su primera experiencia meditativa, la experiencia pura de un niño de la que no se tienen expectativas. Me he sentido con mucha seguridad meditando, siento que con la meditación tengo seguridad en medio de todo”
Virginia

“Ha sido una experiencia muy contradictoria, como si estuviera haciendo algo que no tiene importancia pero realmente la tiene y al contrario, como si estuviera haciendo algo muy importante pero no lo es.
Manuel

“ Me ha resultado curioso observar que el ruido que me impedía concentrarme en la meditación provenía de mis propios pensamientos y no de la calle. He logrado concentrarme tanto en las meditaciones que al finalizar me he sentido como si estuviera en un retiro en la montaña”
Almudena

Buenas tardes, yo vivo en Guatire y voy al centro budista del camino del diamante, quisiera saber si uds tienen un centro en caracas, para poder compartir las enseñanzas del dharma, saludos.