Reflexiones de Dharmanista acerca de dar clases de meditación en la cárcel de Picassent
Un bálsamo, un refugio
En verdad, creando condiciones se puede cambiar la forma de ver y sentir la vida.
En mi experiencia, llevando la meditación a prisión, he podido vivir su efecto de transformación, positividad, afecto y calma. Viviendo bajo las circunstancias de “un mundo infernal” la meditación puede ser para ellos un bálsamo y un refugio dónde sentirse seguros y en paz.
Hace falta crear condiciones para que una persona pueda vivir con mas compresión, serenidad y consciencia, aunque los demás a su alrededor no tengan estas cualidades, intentando vivir sin odio entre los que odian y tratando de poner conciencia en sus estados de negatividad y agresividad.
Cuando escucho las experiencias de las personas que vienen por el curso de meditación y veo como han cambiado aspectos de sus vidas, me maravillo, me emociono y nace en mí un sentimiento de metta y alegría que me acompaña de vuelta a casa cada viernes.
El esfuerzo que dedicamos todos es muy valioso, aunque sean pocos, aunque sean solo tres, dos o incluso uno el que venga. El bien creado, vale el esfuerzo.
Gracias al proyecto por permitirme vivirlo! ¡Sadhu chicos!. (Sadhu significa “bien hecho!” en Sánscrito.) A todos los compañeros de meditación en la cárcel, a los dentro y a los de fuera, porque formamos un equipo de meditadores creando nuevas condiciones para mejorar las cosas.
Gracias.