Como algunos sabéis acabo de regresar de un viaje/peregrinaje a India, los lugares del Buda. Fuimos con Paramachitta y en total eramos nueve personas de la sangha de Valencia,todo mi amor para cada unode ellos. La experiencia fue rica pero en cierta manera muy difícil de contar, de compartir.
Han pasado algunos días después del regreso y he tenido bastante tiempo sola, muy tranquila, poco a poco han emergido imágenes que he ido poniendo en palabras con forma de poema y quiero compartirlo, ojala al leerlo disfrutéis como yo en el viaje, ojala mi experiencia intensa, profunda y renovadora os llegue un poquito. Los amantes de la poesía ser benevolentes,solo aspiro a comunicar un poco.
Aeropuerto
Todo comenzó varados, demorado el viaje por las nieves
y pacientes buscamos nuevas rutas.
Antes del inicio tres días trascurrieron -propicio-
Nos reíamos mucho y cantábamos mantras.
Como un dudoso regalo de despedida:
¡el hotel era bueno!
a la noche llenaba la bañera con agua muy caliente y aceites aromáticos
y temprano en el día salíamos de nuevo:
colas y gestiones,
finalmente volamos.
Después de la consumación tres días
y escribí unos poemas.
El viaje
La Vaca rumia pedazos de cartón, plásticos
e inefables montocillos oscuros de basura;
Tú evitas suavemente la avalancha de niños hambrientos
que sin embargo ríen;
Comemos al sol, en la terraza de un lugar extraño
y se hace difícil tragar el nan y el curry.
Con un ginger lemon caliente y endulzado
intento suavizar mi garganta rota de toses imposibles;
vamos y venimos por días intensos de hostales y autobuses
viajando por fuera y por dentro,
solos pero muy juntos, unidos, compañeros, hermanos,
atropellando el verbo o muy callados.
Y cuando veo esa hoja del árbol luminoso,
esa hoja pequeña, imperfecta y hermosa,
-cuando veo esa hoja veo todo más claro-
Barre y organiza
Ah! pobres, pobres,
pobres y sucios
y tan abandonados del bienestar/estado.
Los grifos no funcionan, nadie recoge las basuras,
una mujer o un hombre barre de forma incompresible y afanosa
barre, barre,
basuras que no irán a ningún lado.
Ah! pobres, pobres
pobres y maquillados,
soñando que tiene tanto y cuanto;
seguros y reaseguros
-pólizas de vida, de muerte, de viaje-
tarjetas con sus nombres, cajeros automáticos.
Una mujer o un hombre organiza su vida de forma incompresible y afanosa
organiza, organiza
la vida que no ira a ningún lado.
El lugar del retiro
En el aire ¿aire? Flota una densa nube de polvo y de metano,
un ruido intenso, incesante, estridente nos golpea sin pausa.
A ciertas horas vamos cuando todos regresan
y se hace imposible avanzar entre tantos.
Los colores: azafrán y granates; las luces, las flores amarillas,
el vendedor de lotos, el de malas, las pasminas, los fritos...
los lisiados
que se arrastran a los pies inclementes de todos los que andamos.
El ruido, el ruido, de claxones y mantras,
de voces que reclaman tu atención, tu dinero,
los olores de incienso y de basura,
y esa mujer viejisima y tranquila
que se postra suavemente una vez y otra vez,
probablemente cientos, sino miles,
a los pies de ese árbol
El lugar del retiro es aquí, ya llegamos.
La conversación
Las horas se estiran y se estiran.
El día comenzó temprano con un poco de pan, café y mantequilla;
por la ventana se agolpan las imágenes iguales y distintas:
polvo, vendedores de plátanos, gentes acuclilladas haciendo casi todo;
lentos kilómetros y kilómetros.
En voz baja, mi amiga, me habla de sus cosas,
nos vamos conociendo poco a poco, desgranando
palabras como amables obsequios
que recoge y recojo;
dulce conversación y miramos, un instante, hacia afuera.
Después, aunque discretamente, yo observo su perfil
blanco, limpio, preciso y precioso;
le digo algunas cosas y quiero con mi voz tocar su corazón, su alma;
más que una conversación es como acariciarnos amistosa y generosamente.
Al rato nos callamos
pero... en los asientos de atrás pasa lo mismo
los amigos conversan, acarician palabras,comparten sus secretos.
A caso solo es esto el motivo de todo: viajeros conversando.
La muerte
Yo buscaba el silencio
y acercarme a los pies bordados del yaciente,
soñaba con un mantra suavemente entonado,
afuera los jardines y el recuerdo de los arboles sala.
Yo buscaba, un poquito, la muerte de mi misma
e imaginaba estelas que aligeran y ablandan
los yoes enquistados.
En cambio lo que tuve fue un estruendo de voces
-un monje golpeando-
cuerpos en avalancha que se empujan, sudor, agrios olores,
apenas sin espacio.
De pronto di con mi frente en los pies amarillo de la estatua,
algo de pan de oro se me prendió en el pelo,
se abrió una pequeña brecha entre tiempo y espacio,
con los pies en la frente continué girando varios días.
Yo buscaba el silencio y el sabio de los sakyas
me dio una patada dulcemente.
Meditación
Sentada, con las piernas cruzadas
y los ojos cerrados, siguiendo tranquilamente el aire
recorriéndome el pecho.
Dejando ir los pensamientos, el dolor de garganta
el displacer del agua fría de la ducha,
la falta de café, el deseo, el enfado...
Y volviendo otra vez al cuerpo, al aire al aire.
Después el autobuses, y de nuevo sentada
-me descalzo-
con los ojos abiertos ventanilla hacia afuera
siguiendo tranquilamente lo que hay, lo que pasa.
Dejando ir los juicios, el cerrazón del alma,
el miedo, el desconcierto, la duda, la batalla...
Y volviendo otra vez a mirar a la cara,
a la tierra, a las cosas, al aire al aire
Y del aire a la nada.
Himalayas
Como en una postal, pero al fondo
la vendedora de mantas nos abriga y abriga claras intenciones
de vendedora nata.
Como en una postal: la montaña y el sol,
que nace al lado opuesto ilumina, encanta
y hace que llameen esas cumbres nevadas.
Aquí la gente come todos los días, las calles se ven limpias
las cosas ordenadas
y no hay niños pidiendo, ni basuras, ni vacas,
como en una postal antigua de mi infancia,
como en una postal con "torito y gitana"
y lo entiendo y me gusta
y no entiendes y hablas.
Noble mente y corazón
Tú: mente/corazón, nos ha traído aquí
a la tierra del Buda.
Has sido tú, quizás es cosa de tu nombre,
o tus ganas abrir caminos para otros,
tu generosidad silente, tu esfuerzo, tu anhelo de aventuras.
Y nosotros rodamos cómo cantos por los mismos caminos
donde antes pasaron tantos otros
y después tanto más y de tantas maneras tan distintas.
Donde Buda despertó hay un árbol e intentamos sentarnos,
meditar, ser amables.
Donde Buda enseño subimos muy despacio
atentos los unos a los otros y tomamos el sol con los ojos cerrados.
Donde Buda murió, ahí cantamos
y un breve silencio envolvió nuestro canto.
Has sido tú, de noble mente/corazón,
tú, amiga y compañera.
Has sido tú quien inicio el viaje
y en ti, con palabras para ti, quiero acabarlo.
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