"Elige de forma que si tuvieras que volver a vivir toda tu vida de nuevo, pudieras hacerlo sin temor." Nietzsche
En diciembre di un cambio a mi vida; un año antes había tomado la decisión de dejar mi responsabilidad como directora del Centro Budista de Valencia y abrir así un espacio para ver que pasaba.
Tomé seis meses de sabático, que desde la perspectiva de años y años de dedicación y trabajo, pensé que era mucho tiempo libre, lo cierto, desde la perspectiva actual, es que fue como un abrir y cerrar de ojos, aun así lo agradezco y lo aproveché muchísimo.
Viajé a la India con un grupo de buenos amigos, mi segundo viaje a India, y como ya esperaba fue una experiencia fuerte que removió mis cimientos; me proporcionó una solida amistad con algunos de mis compañeros de viaje; me ayudó a ver, comparándolo con el viaje anterior, del que habían pasado 8 años, cuánto y cómo había cambiado y también vi lo mucho que quedaba por cambiar.
De regreso, me fui a la montaña para hacer un retiro solitario de dos meses. En una pequeña casita en el Valle de la Gallinera, es donde suelo hacer los solitarios, unas vistas y un alrededor preciosos y sobre todo con una vida muy muy sencilla, como dice el proverbio Zen: sacar agua del pozo, cortar leña. Bueno, leña no tuve que cortar, hizo muy buen tiempo, pero sí que saqué agua del pozo, la ponía a calentar al sol y, al volver de la caminata mañanera, me duchaba con un cazo. Comía muy sencillo y nada de música, novelas u otras distracciones, solo - y decir solo es una ironía - la naturaleza, el dharma, los Budas de las cuatro direcciones, Tara verde y mi cuerpo-mente.
Lo que hice fue meditar horas; contemplar plácidamente durante horas y horas, descubrir la profunda belleza de todo: un pequeñísimo caracol, aquella araña enorme, briznas de hierba, flores, arboles, luces, lagartijas... la belleza de todo incluida yo misma; también escribir un poco de poesía y sobre todo lo que hice fue abrirme, abrir y mucho mi mente/corazón. Los efectos fueron de gozo, de descubrir y purificar algunas tendencias torpes, experimentar las fuerzas creativas de la existencia y darme cuenta de lo poco que uno necesita para estar bien y seguir creciendo y lo poco que uno necesita para estar mal y entorpecer su propia evolución.
Pero uno siempre puede optar, siempre podemos hacer algo creativo con lo que hay y desde ahí, desde hacer algo creativo con lo que tienes o con lo que crees que eres, surgirá una nueva experiencia que se corresponderá con lo sentido,pensado y hecho. Me gusta, cuando hablo de la posibilidad de transformación, contar el cuento que he inventado del Hada cocinera: Llegas a casa cansada del esfuerzo de todo el día, tienes hambre, abres la nevera pensando en hacer algo sabroso y nutritivo para cenar, te lo mereces, pero al ver lo que tienes cierras con un golpe y dices en voz alta "esto es una mierda" eso es lo que ves al abrir tunevera: nada, poca cosa, una m... pero entonces se hace un resplandor en la cocina y aparece el "Hada cocinera" te sonríe,vuelve a abrir tu nevera mira dentro con mirada delicada y atenta y encuentra media cebolla, un trocito de pimiento, una ramita de apio, quizás un ajo...y ¡zas! hace una exquisita sopa. Con lo mismo que tú al verlo desechaste frustrada, la buena cocinera hace un rico guiso. El Hada nunca pensó esto es una m... obviamente con una m... no es posible hacer una buena cena; es importante lo que hay, pero aun más lo que haces con ello y no puedes hacer mucho si lo juzgas mal. Siempre una oportunidad, si sabemos mirar. El bardo no cesa.
Normalmente - bardo- se refiere al período entre una vida y la siguiente. Pero también se refiere a experiencias de transición, cualquier estado entre otros dos estados. El momento presente, el ahora, es un bardo continuo palpitando entre el pasado y el futuro - una oportunidad preciosa en donde surge y vuelve a surgir la posibilidad de sentir, pensar, actuar de manera hábil y afectar de forma positiva lo que quiera que sea nuestra experiencia-. Una oportunidad de dejar ir el pasado, los posibles apegos y resentimientos; una oportunidad de, en vez proyectarnos al futuro con deseos y fantasías, construirlo desde la base de cultivar una mente clara y amable.
Con conciencia, sobre todo hablando en términos de desarrollo o evolución, el bardo ofrece una gran oportunidad para la liberación, ya que una claridad, que parece espontánea, puede surgir cuando somos capaces de quedarnos ahí, plena y amablemente ahí. Digo "espontánea" y añado "que parece" porque dicha claridad posee la cualidad de ser eso: espontánea pero a la vez depender del esfuerzo de crear las condiciones adecuadas para su surgimiento.
El esfuerzo, el esfuerzo...siempre el dichoso esfuerzo, pero ¿sabes que dice el dharma sobre el esfuerzo? Dice que el verdadero esfuerzo, el que nos ayuda a adentrarnos por el camino que aleja de la insatisfacción, es una serie de cuatro ejercicios: el ejercicio de erradicar, el de prevenir, el de cultivar y el de mantener. ¿Erradicar el qué? Pues los estados mentales torpes que ya tienes, es decir los viejos enfados y manías, las anquilosadas envidias, los deseos neuróticos...Vale y una vez que los has visto y claramente te has dicho: esto no soy yo, esto no es mio,esto no ayuda ni a mi ni nadie, así que lo dejo, hay que prevenir que otros, incluso los mismos, estados mentales torpes vuelvan a colarse en la mente envenenándote. Es decir: hay que poner un guardián a la puerta de la mente y de los sentidos, ese guardián no es otro que - atención y consciencia-. El esfuerzo perfecto consiste también en cultivar estados mentales hábiles o sabios que, para el budismo, son aquellos que tienen sus raíces en cierta claridad de mente, un poco de benevolencia y algo de altruismo. Esto es posible sobre todo con la meditación pero también con la ética, con la buena amistad...y una vez que estos estados hábiles han sido cultivados, el esfuerzo consiste en mantenerlos es decir seguir practicando.
También, el término bardo puede referirse a dejar a un lado nuestra vida ordinaria, por ejemplo, en la realización de un retiro espiritual, pero también el estar dispuestos a cambiar nuestra vida. No cambiar por cambiar pero ¿qué hay de bueno en que todo siga siempre igual?. Una amiga, que hace tiempo no veo, solía decir: la gente se despide diciendo -cuidate, cuidate- pero yo pienso que este consejo muchas veces es conservador e infunde algo de miedo, yo prefiero despedir a los amigos diciendo -arriesgarte, arriesgarte-.
Estas aperturas al cambio propician el avance espiritual, porque se reducen las situaciones habituales que
contribuyen a fijarnos. También son un desafío y una experiencia muy interesante, debido a que nuestros impulsos torpes pueden surgir, aunque no haya nadie ahí provocándolos, en la soledad del retiro; pueden surgir cuando dejas aquellas cosas en las que el -yo- se siente bien cimentado; una oportunidad de darnos cuenta y enfrentar esas torpezas sin subterfugios. Así nos preparamos para ese otro bardo entre la vida y muerte y así vas viviendo de tal manera que, si tuvieras que volver a repetir toda tu vida, no sentirías temor algún. Se nos dice que Nietzsche, en el mito del eterno retorno, enseña sólo una cosa: el ser humano se trasformará en el Übermensch cuando logre vivir sin miedo.
Todo abierto ante mi. No pretendo ir de heroína por la vida. Lo cierto es que cuento con muchas y buenas condiciones: por un lado todos estos años de practica del dharma me dan una base confiable; no me preocupa el dinero, ni el estatus, ni el que dirán; por suerte nadie depende de mi, en términos de hijos o algún anciano; además cuento con el apoyo espiritual, que significa ser miembro de la orden Budista Triratna.
Tras este, llamémosle, paréntesis del verano, me gustaría seguir poniendo mi energía en crear nuevas condiciones: de pronto pensé "seria muy bueno montar un negocio de subsistencia ética". Contamos con el CBV, pero lo cierto es que la sangha crece; tener mas condiciones en donde las personas puedan no ya solo aprender el dharma sino también ponerlo en practica, cambiar valores, afectar el mundo, la ciudad, sus propias vidas, es necesario, incluso urgente.
El Buda no solo se interesó por el cambio del individuo, también supo y nos comunicó que es importante cambiar el mundo de tal forma que este tenga un mínimo de condiciones como para hacer posible el cambio de las personas. La sociedad en la que Buda vivió era, en comparación con esta, muy simple, así que no habló mucho de política. A este respecto lo que dijo es que si los gobernantes no eran éticos, lo que hicieran, por grande que pareciera, no sería adecuado y enfatizó la importancia de que, cuanto mas responsabilidad o estatus se tiene, más necesario es comportarse de forma ética y noble. A lo que sí dedicó un poco mas de tiempo fue a hablar de subsistencia, es decir en qué trabajamos. Mas o menos todos tenemos que trabajar y suelen ocupar mucho de nuestro tiempo, de modo que es importante y un área comúnmente dejada a su suerte. En Triratna ponemos énfasis en esto y es un área importante de nuestras actividades. Bueno, no echare las campanas al vuelo antes de tiempo, solo lo voy a intentar: intentaré montar un equipo de trabajo y juntos crear un negocio de subsistencia ética.
La subsistencia ética tal y como la entendemos requiere, primero que nada, servir a los que ahí trabajan, sobre todo para la reconciliación de trabajo y vida espiritual; requiere que la labor sea en si misma ética o al menos neutra; también seguimos el principio de: da lo que puedas, toma lo que necesitas, y que los valores dhármicos, como ética y amistad, sean obvios durante todas esas horas de trabajo, lo sean hacia los miembros del equipo de trabajo y también hacia fuera.
Me da alegría pero también un poco de vértigo todo esto, es como volver a empezar, todo incierto, una aventura, el bardo que no cesa. En el retiro escribí este poema:
-Paré por fin-
después de una caminata doliente y trabajosa,
paré y me tendí en la cama;
pasaron muchas horas:
entre un sueño y otro sueño,
despertaba y miraba yo hacia fuera,
los árboles danzaban oscuros y gráciles;
Entre un despertar y otro despertar
dormía y miraba yo hacia dentro,
sombras y sombras de otras sombras.
-Y recordé tu queja: No salgo de este bardo-
y pensé sin embargo:
la vida es este bardo,el bardo es este sueño
y entre este sueño y este despertar
veo el árbol danzar y despejo las sombras.
Tejer, tejer consciente,
como una tejedora meticulosa y lenta;
tejer, tejer atenta,
sin trama y sin urdimbre
el bardo que no existe, el bardo que no cesa.
Feliz verano a todos.
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