El sosiego

Hace unos días mientras caminaba por el cauce  del Turia vino a mi mente la iluminación del Buda. Fui siguiendo el recuerdo, que no llego de cualquier forma, sino de manera muy concreta: como cuenta Bertoluchi en la película "El pequeño buda", que vi hace años.

No se si el recuerdo de esta escena es totalmente fiel, por otro lado aunque en su día la película me gustó bastante no estoy segura de que sea buenísima, en verdad no se como seria verla ahora, sin embargo aquella escena bajo el árbol bodhi  me gustó mucho, está enfocada desde la mirada ingenua de un niño, es impresionante y fiel a la tradición.

Mientras paseaba recordé: Un majestuoso árbol cuajado de hojas con forma de corazón, un joven delgado y atractivo sentado debajo en la postura del loto, con los ojos entreabiertos y el rostro relajado. De pronto surge un gran viento que torna el ambiente oscuro y peligroso, delante mismo del joven se abre un abismo con un mar bravío y se desata una tormenta, las hojas muertas de los árboles y la tierra azotan el cuerpo de Sidharta y pareciera que los rayos, los truenos y la lluvia le estuvieran atacando directamente. Él permanece en quietud, el rostro relajado, sereno y aquella inquietante tormenta no parece inquietarle.

Instantes después el cielo se hace más oscuro pero a la vez relumbrando de fuego, como si todo ardiera. A lo lejos aparece un ejército de numerosos soldados que se acercan amenazantes armados con arcos, lanzas y hachas. Al momento hay cientos de guerreros arrojando sobre Sidharta flechas encendidas, piedras, lanzas, afiladas hachas que al acercarse a su cuerpo se trasforman en una lluvia de flores.pintura de J. Castell

La tranquilidad de Sidharta hace enfurecer aun más a los ejércitos que ahora cuentan entre sus filas con seres monstruosos, horrendos que escupen fuego y gritan y amenazan. La tormenta arrecia y parece que todo estuviera contra él. Sidharta sigue quieto, tranquilo, suave y a sus pies se va formando una alfombra de flores. Los ejércitos se retiran vencidos.

Cuando uno cree que ha llegado la calma aparecen cinco hermosas muchachas con flores, perfumes, deliciosos manjares y risas.  Suena una música sensual y ellas bailan. Todo tan agradable, tan placentero, todo prometedor y romántico, pero Sidharta sigue igual que estaba: quieto, con los ojos cerrados, centrado en si mismo y respirando. Después aparece un ser de forma masculina, barbado, fiero, desagradable y le grita ¿Tú quien eres, quien te crees que eres, para sentarte ahí y decir que vas ha iluminarte? ¡Eh! ¿Quién crees que eres? Dejare aquí  la película.

Tanto en la película como en la historia tradicional de la Iluminación del Buda lo que se nos cuentas es una objetivación de los estados mentales de Sidharta. Creo que todos podemos entender esto: cuando uno está en estados mentales negativos, oscuros, de enfado, o en estado mentales de deseo y ansia de placer, antes o después esos estados subjetivos se acaban objetivando y en verdad te experimentas como en medio de una guerra, o que todo te pasa a ti, que todo está en tu contra. La experiencia por mucho que sea un estado mental, es vivida, cierta y finalmente se objetiva sin remedio. Es por esto que  la historia de las horas previas a la iluminación de Sidharta Gautama se nos cuenta en la forma ya narrada, no es una exageración, ni algo innecesario,  bien al contrario trasmite de forma muy completa como es la vida y la mente de aquellos de nosotros que aun albergamos enfado, odio, miedo, frustración, orgullo, deseo neurótico...

A veces cuando medito y sufro de obstáculos: incomodidad, aburrimiento, lo que sea, recuerdo a Sidharta sentado bajo el árbol bodhi y me tranquilizo. Me doy cuenta de que no es que yo sea la más torpe del mundo y estos menesteres espirituales no sean para mi, también Sidharta incluso al borde  de la iluminación encontró y trató con estados mentales negativos, duda, deseo ¿Cómo no yo?

Pero, ¿Que hace Sidharta? sigue en paz, parece sosegado, durante todo el tiempo mantiene su quietud, se le ve respirando tranquilo, resuelto pero suave. ¡Vaya!, parece, según ésta historia tantas veces contada, que el sosiego no es tanto la ausencia de perturbaciones y molestias, la ausencia de dolor y de quebranto, la ausencia de deseo y distracciones sino más velabien nuestra respuesta a ello. La clave de esta historia es la respuesta de Sidharta a la experiencia que está teniendo. La guerra no le arrastra, él no pelea, no recurre a las armas (por armas podemos entender muchas cosas), no se muere de miedo, no se esconde. El deseo, los manjares, las risas, no le quitan la calma ni le mudan la idea de seguir meditando.

La mayoría de veces no podemos hacer mucho con lo que hay, pero si podemos decidir como respondemos y en la respuesta está la transformación, la magia, en la respuesta vive tu buda interior, es la clave del sosiego. Esto vale no solo para la meditación sino para todo instante de la vida. En el budismo no buscamos morar en el mundo de los dioses, protegidos de sinsabores, distantes del sufrimiento, todo gozo y placer, este mundo es tan efímero como cualquier otro y además es ciego al sufrimiento ajeno y por ello a la compasión.

La práctica budista consiste en salir de la rueda, esa experiencia de girar y girar sin ir a ningún sitio: Arriba, abajo; estoy bien, ahora mal; esto que  me gusta en breve dejara de satisfacerme; si estoy sola quiero estar acompañada si acompañada sola, etc. Salir de la rueda: de los hábitos, de las ideas fijas de cómo son las cosas, de responder una y otra vez de igual manera a pesar del pésimo resultado. Salir de la rueda significa comenzar a ser creativos.

 El sosiego aunque suene como el nombre de una urbanización pequeño burguesa con adosados, artificial, protegida y con piscina, no es nada así. Este sosiego, tan anhelado por todos, es la creatividad de respuesta que anida en tu mente, una creatividad tal vez aun pequeña pero esperando a ser atendida para poder crecer, no es anestesia, ni indiferencia, ni protegernos en una burbuja.

Todos tenemos la capacidad de estar tranquilos, serenos, atentos y con calma incluso en las adversidades, se trata pues de ahondar en ello, de empezar a darnos cuenta de cómo las reacciones habituales son en realidad mas de lo mismo: Si alguien me trata con odio yo me enfado y le odio a mi vez, así tenemos odio multiplicado por cuatro: el que se me envía, el que yo siento, el que envió a mi vez y el que él otro siente.

Cuando estés iracundo, o cuando sientas que  alguien te presiona o te daña, cuando tengas miedo, frustración o ansias de placer, de confort y seguridad prueba a recordar a Sidharta, sus ojos entrecerrados, quieto y respirando, frente a él los ejércitos o el placer más refinado y Sidharta a punto de ser el Buda observa y respira. Tambiéplayan puedes pensar en un mar en calma acariciando la orilla de una hermosa playa, un mar que como tu respiración: va y viene, va y viene.

 

Busca la calma, el sosiego que en ti anida vuelve la vista hacia ello. Es cierto: te esta pasando algo difícil pero no olvides que también es cierto que cuentas con otras muchas cosas en tu vida, en tu experiencia, cosas buenas y nobles, extrae de ellas lo que necesitas para seguir en calma y mira hacia abajo porque talvez se extienda  ante ti una alfombra de pequeñas flores.

alfombra de flores