Hoy en día solemos creer, y por supuesto esto es una generalización y como tal tiene su limitación, que nuestro acercamiento a las cosas, incluida la vida espiritual, es demasiado intelectual. Sentimos además, que lo emocional está un tanto bloqueado, por lo tanto pensamos que el verdadero trabajo ha de enfocarse en los aspectos emocionales; debido a ello solemos descuidar el conocimiento básico de las enseñanzas del Buda, ponemos insuficiente esfuerzo en una clara comprensión intelectual de las mismas con su correspondiente análisis y reflexión.
El acercamiento al Dharma (las enseñanzas budistas), y yo diría a la vida en general, para que sea efectivo ha de ser equilibrado. Es verdad que un acercamiento puramente intelectual no nos llevará muy lejos, pero tampoco lo hará un acercamiento basado meramente en lo emocional, ni en la pura acción y ni siquiera seria útil un acercamiento únicamente a través de la meditación.
Los occidentales somos herederos de una tradición rica en una comprensión de las cosas muy mental, científica, intelectual etc. Pero que nuestra cultura sea así no significa en absoluto que tú no precises como individuo explorar con inteligencia y estudio las cosas que quieres llevar a la práctica para tu desarrollo y transformación. Por otra parte, al hacer esto, al proponerte un estudio serio de la visión budista de la existencia, es más que probable que empieces a descubrir ideas sobre la vida, lo espiritual, sobre ti mismo, que no son muy conscientes y que sin embargo tiene un profundo efecto.
Sangharakshita dice que aunque es cierto que tenemos grandes áreas emocionales bloqueadas, también lo es que muchas veces estos bloqueos se producen por ciertas ideas y que cuando podemos ver con mayor claridad cual es nuestro universo de ideas y creencia, también comienzan a desbloquearse nuestras emociones.
Recuerdo una historia que le oí contar cuando dando una charla en el Centro Budista de Valencia exploraba el porque de los negocios de subsistencia ética. Sangharakshita se disponía a hablarnos de la teoría que da lugar a este tipo de negocios y comento que aunque la practica es cosa fundamental no lo es menos la teoría que hay por detrás de las prácticas y a propósito contó un cuento:
Era un monje budista de la tradición Theravada (estos monjes tienen la fama de estar muy apegados a la interpretación literal de las enseñanzas del Buda).
Una mañana partió a visitar a un amigo suyo que era monje Zen (estos monjes tiene la fama de ser muy pragmáticos) .
El monje Zen estaba practicando tiro con arco; su postura era impecable, consciente, tensaba el arco, ajustaba la flecha, apuntaba y ¡SHIIII! la flecha justo al centro de la diana.
El monje toma otra flecha, se concentra y de nuevo la flecha se clava en el centro de la diana.
La siguiente flecha es disparada con la misma destreza y va a partir la anterior flecha justo por la mitad.
Magnifico, magnifico. Tú practica es magnifica, dice el monje Theravada, pero dime ¿Cuál es la teoría que sustenta esta practica?.
Entonces, continuó contando Sangharakshita, todos los que escuchan este cuento se ríen pensado en lo tonto que es ese monje Theravada, y que el cuento habla precisamente de eso, de lo inútiles que son las teorías y qué donde se ponga una “buena practica”… Pero en realidad lo que el cuento nos dice es justo lo contrario, por exacta que pueda parecer una práctica necesita de una buena teoría.
Por mi parte cuando oí este cuento pensé en cuantas veces se utilizan practicas de concentración con teorías no muy hábiles y esto da lugar, por ejemplo, a la destreza con que los soldados de un ejercito siguen la disciplina y matan de forma muy efectiva. Así mismo una buena practica pero una teoría oscura puede distorsionar la fe, la emoción y llevarnos al fanatismo, a la rigidez etc.
El lugar del estudio del dharma dentro de nuestro camino de desarrollo es en verdad prominente y deberíamos darle la importancia y el espacio que requiere. Pero estudiar el dharma no es simplemente leer y leer, generalmente de forma irregular, mezclando distintos niveles, distintos autores, distintas escuelas, según la demanda emocional un tanto inconsciente de cada momento, absorbiendo como una esponja las cosas tal vez de moda, y olvidando casi todo el significado de la enseñanza en unos meses.
El estudio del Dharma comienza abriéndonos de nuevo a la magia de aprender. Saber que no sabemos y por lo tanto seguir dispuestos para el aprendizaje muestra un alto nivel de sapiencia, nos ayuda a que el ego madure con el debido desarrollo de la comprensión e inteligencia; y desde luego es más sencillo trascender el ego cuando este ha madurado.
Aprendemos cuando escuchamos, en este caso escuchar o estudiar las enseñanzas, también cuando escuchamos lo que otros piensan y sienten respecto a lo estudiado, uno aprende cuando reflexiona y aprendemos en el contrastes de ideas, en el debate abierto y receptivo y con la orientación de alguien con un poco mas de experiencia que tú en el tema.
En el estudio hay para mí algunos elementos importantes que intento que estén presentes en los grupos del Centro Budista: imaginación, pasión, alegría, juego, entrar hacia dentro del alma de las cosas y de nuestras almas. Cuando lo que se estudia es el dharma, tener estos elementos no es difícil porque el dharma trata sobre realidades más sutiles y profundas, sobre actos volitivos y sus consecuencias, sobre seres luminosos, sobre la mente y el corazón humano y su evolución. Si estás interesado en estos talleres de estudios, puedes informarte en el Centro Budista o hablar con Silamani o Hadayasiri.