Milarepa (c.1040–1123) fue un yogui-poeta de la tradición budista tibetana. Fue maestro del «mahamudra», la realización directa de la naturaleza de la mente y la realidad. Se destacó por su vida de ermitaño, su ascetismo, y más que nada por la belleza y profundidad de sus «grandes cantos». Sus cantos incorporan imágenes muy evocadoras, bastante humor, y son adaptados a las necesidades de aquellos que los escuchan; hombres, mujeres y hasta demonios.
En este comentario, tanto original como inspirador, Sangharákshita, el fundador de la Orden Budista Triratna, da significado contemporáneo a tres relatos de la vida de Milarepa. En el primero, «El relato del Valle de la Joya de la Roca Roja», Milarepa se da cuenta de que aún no se ha librado del aferramiento al yo, pero aprende a confiar en su propia experiencia y se asegura de que su práctica solitaria dará frutos.
En el segundo relato, «La canción de la alegría de un yogui», Milarepa está deleitándose al meditar en la cueva del tigre, cuando recibe la visita de cinco novicios a quienes canta las alegrías de su forma de vida. Entre otros temas, el cuento toca la vacuidad como un estado de libertad total y la intrepidez como fruto de la práctica meditativa.
En el tercero relato, «El encuentro en el Arroyo de Plata», después de realizar un milagro donde cruza un rio por encima del agua, Milarepa cuenta la historia de su vida a un joven jinete. A través de este intercambio se explora la relación entre el placer y la renuncia, y se crea la relación entre el gurú y el discípulo.