Una monja destacada
El Buda consideraba que Dhammadina era la maestra del Dharma más sobresaliente entre las monjas. No sabemos mucho de su vida pero su enseñanza, sobre todo en cuanto a la espiral y a la naturaleza cíclica de la existencia condicionada, ha desempeñado un papel muy importante en el desarrollo del pensamiento de Sangharákshita.
Renuncia al mundo y las riquezas
Antes de seguir el camino fue la esposa de Visakha, un próspero ciudadano de Rajagraha y amigo íntimo del rey Bimbisara. Un día su marido fue a visitar al nuevo maestro, Shakyamuni, que en ese entonces se estaba quedando en el Bosque de Bambú y después de escuchar su discurso se convirtió en uno “que ya no regresa”. Cuando Dhammadina se enteró de esto decidió que también ella deseaba renunciar al mundo y esforzarse por obtener la iluminación. Visakha respetó sus intenciones y la envió para que se uniera a la comunidad de monjas en un palanquín dorado que le obsequió su amigo el rey. Ahí, ella decidió tomar en serio la vida espiritual y se retiró al campo, tan lejos como pudo y practicó intensivamente. No tardó en convertirse en una arahat.
Reencuentro con su antiguo esposo
Cuando Dhammadina retornó al Bosque de Bambú para pasar una temporada cerca del Buda, Visakha fue a visitarla con mucha curiosidad, pues quería saber lo que su ex-esposa había conseguido con su práctica intensiva. El Sutra Culavedalla del Majjhima-Nikaya relata cómo se reencontraron.
Visakha interrogó a Dhammadina con mucha atención. Posiblemente al principio no la tomó muy en serio. Quizá sólo estaba probándola para ver si había aprendido algo en realidad. Sin embargo, muy pronto resultó evidente que lo cierto es que ella lo estaba instruyendo y él no quería perder detalle.
Los cinco skandhas y la disolución del yo
Para empezar, Visakha le preguntó acerca de la naturaleza del yo, qué era lo que ésta incluía y cómo se manifestaba. Ella le dijo que implicaba los cinco skandhas, que ocurría como resultado de nuestros anhelos y que cesaba cuando se detenían nuestros deseos.
“Señora, se dice ‘personalidad, personalidad’. ¿A qué se refiere el Bendito cuando habla de personalidad?”.
“Amigo Visakha, estos cinco agregados afectados por el apego son lo que el Bendito denomina personalidad. Es decir, el agregado de la forma material afectado por el apego, el agregado de la sensación afectado por el apego, el agregado de la percepción afectado por el apego, el agregado de las formaciones afectado por el apego y el agregado de la conciencia afectado por el apego. Estos cinco agregados afectados por el apego son lo que el Bendito denomina personalidad”.
El seguidor laico Visakha dijo “¡Bien, señora!”, deleitado y regocijándose en las palabras de la bhikkhuni Dhammadina. Entonces le hizo otra pregunta.
“Señora, se habla de ‘origen de la personalidad, origen de la personalidad’. ¿A qué se refiere el Bendito cuando habla del origen de la personalidad?”.
“Amigo Visakha, es el anhelo, que trae la renovación del ser, acompañado por el deleite y la concupiscencia y el placer que se halla en esto y en aquello. Es decir, el anhelo de placeres sensuales, el anhelo de ser y el anhelo de no ser. Esto es lo que el Bendito denomina origen de la personalidad”. (Majjhima-Nikaya i.299 en The Middle Length Discourses of the Buddha, p.396).
Dhammadina expone el Noble Sendero Óctuple como camino triple
A continuación, ella expuso el sendero óctuple como el medio para lograr detener el anhelo y, a la vez, demostró cómo las ocho ramas del sendero se corresponden con el camino triple. El sendero de la ética, explicó, corresponde a las prácticas del habla correcta, la acción correcta y la subsistencia correcta. El sendero de la meditación corresponde al esfuerzo correcto, la atención correcta y la concentración correcta. El sendero de la sabiduría corresponde a la visión correcta y la emoción correcta. El debate que sostuvieron abarcó muchos temas abstrusos. Al final y quizá lo más importante fue la conclusión de Dhammadina que destacaba dos tendencias fundamentales dentro de la existencia condicionada.
La espiral que conduce al nirvana
Hay una tendencia cíclica, le dijo, en la que los sentimientos placenteros sencillamente dan lugar a sentimientos dolorosos, los sentimientos dolorosos dan lugar a los sentimientos placenteros y los sentimientos neutrales dan lugar a la ignorancia. Asimismo, hay una tendencia espiral en la que la ignorancia, en cambio, da lugar al verdadero conocimiento, el verdadero conocimiento da lugar a la liberación y la liberación da lugar al nirvana.
“Señora, ¿cuál es la contraparte del sentimiento placentero?”.
“Amigo Visakha, el sentimiento doloroso es la contraparte del sentimiento placentero”.
“¿Cuál es la contraparte del sentimiento doloroso?”.
“El sentimiento placentero es la contraparte del sentimiento doloroso?”.
“¿Cuál es la contraparte del sentimiento que no es doloroso ni placentero?”.
“La ignorancia es la contraparte del sentimiento que no es doloroso ni placentero”.
“¿Cuál es la contraparte de la ignorancia?”.
“El verdadero conocimiento es la contraparte de la ignorancia”.
“¿Cuál es la contraparte del verdadero conocimiento?”.
“La liberación es la contraparte del verdadero conocimiento”.
“¿Cuál es la contraparte de la liberación?”.
“El nirvana es la contraparte de la liberación”.
(Ibíd., v.29, p.403).
En otras palabras, hay un ciclo samsárico, una tendencia reactiva dentro de la existencia condicionada en la que los estados simplemente pasan a ser sus opuestos y hay, también, una tendencia nirvánica, creativa o espiral en la que los estados mentales positivos se pueden ir incrementando.
El Buda certifica la sabiduría de Dhammadina
“¿Y a qué da lugar el nirvana?”, preguntó Visakha. “Ya has llevado este tipo de preguntas demasiado lejos”, respondió Dhammadina, “no te has dado cuenta que hay un límite para tales preguntas. La vida espiritual culmina en el nirvana y ése es el final. Si quieres, ve con el Buda y pregúntale. ¡Luego, recuerda lo que te diga!”.
Complacido con lo que le dijo su ex-esposa Visakha fue a ver al Buda y le repitió lo que platicó con ella. “Dhammadina es verdaderamente sabia, Visakha”, declaró el Buda, “si a mí me hubieras hecho algunas de esas preguntas yo te las habría explicado de la misma manera. Deberías recordar lo que ella te ha dicho”.
Tenemos aquí un raro ejemplo de una enseñanza dada por una discípula femenina a la cual se le confiere el estatus de budavachana, “palabra del Buda”. Cuando él afirmó que lo habría enseñado del mismo modo que ella lo hizo, el Buda otorgó a las enseñanzas de Dhammadina el sello de autenticidad canónica.
Auténtica liberación femenina
Los versos de Dhammadina que aparecen en el Therigatha también hacen eco a las palabras del Buda. Ella toma los versos del Buda (que aparecen en el Dhammapada) y los transporta al género femenino.
Con el deseo de poner fin al sufrimiento,
con total atención,
ése es el modo.
Cuando su corazón no está
apegado al placer, decimos,
“Esa mujer ha entrado en la corriente”.
(Susan Murcott, The First Buddhist Women, Parallax, Berkeley 1991, p. 64).
Fuente: Teachers of Enlightenment, Kulananda, Windhorse Publications.