Viaje al mandala

 

Abre la mente y realmente imagina que has emprendido un viaje, un viaje en busca de ti misma. Te dijeron que eras de talmandala o cual manera, año tras año has venido repitiendo hábitos, pensamientos, modos de ver las cosas que por otra parte nunca has puesto a prueba para asegurarte de que tan ciertos eran; te dijeron que no podrías hacer ni esto ni aquello, que lo que tenias que hacer era tal o cual cosa, te dijeron, cuando quisiste explorar algún camino, que era muy peligroso....

 

Arrastras, que duda cabe, tus propios hábitos creados por ti misma, también algunos de tu familia, genero, generación, cultura....Pesa bastante todo ese equipaje y este viaje es a pie, aunque a vece montaras a caballo o en barca, quizás surques los cielos. Es un viaje lento, mítico, mochilero. Al comienzo ¿Ya lo has comenzado? tienes que darte un tiempo de quietud y silencio, después, ya lo sabes, tendrás que superar tres pruebas:

Un circulo de preciosas flores se yergue en tu camino, al principio crees que te impide el paso pero pronto te das cuenta que en realidad algo te invita a atravesarlo: Ven, ven, cruza, cruza. ¿Pero cómo sin marchitar o tronchar esa flores, que tendría que hacer? Entonces una figura muy etérea  como forma de mujer, con cara de flor y un dulce perfume se dirige a ti: Me llamo Sila y puedo enseñarte a ser tan delicada, tan sutil y precisa que puedas, sin tronchar ni una rama, pasar por ese muro al otro lado ¿Sila, que significa tu nombre? Significa que cada acto, palabra y pensamiento emergen limpios de un estado mental de metta, claridad y apertura. Así, te cuenta Sila, pude crecer desde los lodos y emergí a la luz preciosa y perfumada y llegue a ser como estas flores  y así puedo atravesar este circulo sagrado de flores porque soy una de ellas ¿Quieres? te pregunta; si, si quiero, suena magnifico. Tal vez tengas que volver a recomprometerte muchas veces pero el caso es que HAS PASADO LA PRUEBA y de nuevo un tiempo de quietud y silencio.

Tomar esa decisión, ese compromiso con Sila, cruzar el circulo de flores de forma grácil y sin dejar huella ha liberado tu energía, te sientes poderosa pero....De pronto se desata una tormenta: el cielo es de un azul oscuro muy oscuro  y el relámpago no cesa, instante tras instante resplandece dorado y poderoso y ante ti emerge un circulo de Vajra. No puedo, piensas, esto es peligroso ¿ Y que necesidad tengo yo de hacer estas cosas? ¡A ver si voy a equivocarme y me meto en un lío! El Vajra: rayo de diamante, se muestra a ti limpio y vacío y puedes oír  un canto misterioso y bello que emerge de sus dorados brazos: Fuiste una flor y puedes ser un rayo, no temas la verdad, eres pura energía, ya no hay razón para guardar tu corazón cerrado en una caja y fingirte sin alas para el vuelo. Entonces con la instantaneidad del rayo decides que si, que quieres hacer este viaje, que puedes, tienes pies y buenas piernas para caminar, tienes capacidad de ver y discernir, tienes corazón,incluso alas. Has pasado la prueba y como no: quietud y silencio

Al girarte sobre tus pies  todo arde en torno tuyo, un fuego rojo chispeante, de altas flamas ¡Ah no, esto si que no! ¿A caso soy yo fénix? Sin embargo hay algo fascinante en el fuego que casi te hipnotiza, tu mente se puebla de recuerdos: la delicada conciencia de las flores, la imperturbabilidad del rayo de diamante y fiel a lo vivido decides arriesgarte. Recuerdas un poema: "Porque para nacer necesitáis morir... nada es mezquino, ni hora alguna escabrosa..." Y despacio, consciente, atraviesas las llamas. Algo muere: los miedos, los siempre y los nunca, las ideas fijas de ti misma. Algo nace: una viajera que espera tener un largo y venturoso viaje; una viajera que sabe que el miedo puede volver de nuevo y la ignorancia, el enfado... pero también  sabe ya como seguir camino sin verse empantanada: como el agua que fluye y fluye y si encuentra una hondonada, por grande que esta sea, no retrocede fluye hasta rellenarla y sigue su camino. Has pasado la prueba, silencio y quietud.

El mandala es tu verdadero hogar, pero el regreso al él no siempre es  sencillo, puede que no te reconozcas como aquella que habita en esas tierras puras. Es posible que hayas olvidado quien eres, cual es tu verdadera naturaleza y asistas incrédula a ese mundo de luz, color, magia y vida en todo su esplendor.

Esta amaneciendo, poco a poco la noche te va dejando ver. Estas en medio de un mar en calma, asida a una tabla como si milagrosamente hubieras sobrevivido aun naufragio. El sol centellea, el cielo es de un azul cada vez mas limpio y mas claro. Ves reflejos de un azul intenso a lo lejos, como si un espejo reflejara el mar y el cielo. Suena una canción breve y honda: Om Vajra Akshobya Hum. Te acercas a una isla, hay tanta claridad, distingues cada cosa, cada reflejo, cada brizna de hierba. Estas buscando algo que no sabes que es, pero piensas que al verlo podrás reconocerlo. Caminas lentamente la tierra bajo tus pies es fresca y agradable de pronto todo tiembla y ves acercándose por tu mismo camino una manada de bellos elefantes, fuertes y poderosos y a la vez juguetones, por supuesto que les cedes el paso y al instante sabes que has de seguirlos.

Uno de esos elefante gira todo su cuerpo y su cabeza y te mira de frente con sus pequeños ojos, quedas muy impresionada de aquella forma de mirar directa y con todo el ser, luego calmadamente el elefante sigue su camino y tú tras el. Mientras caminas el día se va abriendo, en el aire suena ahora de forma continua la canción de Aksobhya "Om Vajra Akshobia Hum" Y de pronto ahí esta, sentado en meditación como hecho de pura luz, azul, a su lado como guardándole hay dos enormes elefantes; Akshobya esta sentado sobre un loto azul claro, con los ojos entre abiertos, su mano derecha toca la tierra y en la izquierda que reposa en su regazo sostiene un vajra, por todo al rededor hay espejos, espejos de todos los tamaños que reflejan fielmente la cambiante realidad.

Akshobya "el inquebrantable" resplandece de paz y claridad, paz y claridad que nunca se quiebran. No hay duda alguna es un gran sabio, es El Buda de la sabiduría por excelencia. Pero su sabiduría muestra una forma especial es como un espejo, objetiva y precisa. Él ha transformado hace miles de años todo lo negativo, ha descorrido el velo de la ignorancia ha despertado. Su claridad, como la del día que ya despertó, te maravilla y también su paz de mente/corazón ¿Como puedo yo, te atreves a preguntarle, alcanzar esa paz, cultivar amor?.

Akshobya, como antes el elefante, te mira con todo su ser y  a su vez te pregunta ¿Puedes reconocer la tendencia a la agresividad y la ira? ¿Qué cosas son las que tomas como fijas, aisladas y cerradas? ¿Puedes reconocer que tal vez no todo sea como tú lo ves, que quizás le añades cosas? ¿Puedes, quieres, ser un espejo? ¿Puedes reconocer la claridad y precisión en la cognición? Tu te mantienes quieta y en silencio, hay tanto por hacer, tanto que descubrir aun en tu propia mente. Akshobya te sonrie y moviendo lentamente sus dedos sobre la tierra te aconseja: reconoce la ira, el enfado y la agresividad cuando surja. Trata de contactar con lo que realmente pasa, se precisa, se objetiva, se un espejo y date cuenta de como se pacifica tu mente.

El imperturbable con un gesto suave te regala pequeño y precioso espejo su mango es un vajra. Y ahora, te dice, sigue el viaje ve en busca del rojo Amitabha,él te enseñara cuanto de amor necesitas. Sigue como el agua y canta mi canción "Om Vajra Akshobya Hum" canta la 108 veces, la verdad de este mantra guiara tus pasos.

 

Continuara....