La Ordenación de Saddhakara

Saddhákará se presenta después de su ordenación

(Escrito en mayo de 1999)

Saddhakara

Saddhakara en 1998 después de su ordenación

Soy Saddhákará. Recibí este nombre cuando me ordené el año pasado. Su significado es: "Aquella que es una fuente rica en fe y lealtad". En noviembre celebramos el día de la Sangha y di una pequeña charla en el centro de aquí, Valencia, y son algunas de las cosas que dije en esa oportunidad las que ahora quiero compartir con vosotros, en definitiva mi experiencia y reflexiones sobre el retiro y mi ordenación.

Si tuviera que resumir en solo tres palabras la experiencia, no solo personal sino global del retiro, la Entrega, la Iniciación, y la Responsabilidad serían esas tres palabras. Así que será entorno a esos elementos de mi experiencia que voy a hablar. Distintos aspectos de toda mi vivencia han ido haciéndose más claros en el transcurso de los días y creo que todavía faltan meses hasta que pueda tener claro y consciente todo lo que este paso ha supuesto, de modo que estoy mas o menos comunicando de forma espontánea. Una cosa que he hecho y quiero compartir fue buscar en el diccionario el significado de estas palabras porque a mí, me pareció muy interesante y me ayudó a poner orden en mis emociones e ideas para poder comunicar mejor.

Empezare por la entrega: acción de poner algo en poder de otro, interés, dedicación. Y entregar: (del latín Integrare) restituir a su propio estado, dedicarse a una cosa, rendirse. Todas estas definiciones evocan sentimientos importantes y evocan momentos vividos tanto fuera del retiro como en él, pero tal vez en todos los momentos el Dharma tuvo algo que ver.

Antes de llegar al Convento pase un par de días en Roma con mi amiga Padmajyoti. Lo primero que hicimos fue visitar el Vaticano y mi experiencia en aquella visita fue de estar muy presente, completamente ahí; noté que todos mis prejuicios anteriores respecto de la catolicidad de aquellos sitios había desaparecido; noté que delante de cada cuadro, de cada escultura, dentro de cada iglesia nada se interponía (ni para bien ni para mal) entre yo y lo que estaba contemplando. Ningún pensamiento previo del estilo de "¡Ah! esto ya sé lo que es, la virgen y el ángel, La Anunciación..." ni nada así.

Estar en ese estado ante todo aquel arte, ante aquella expresión de belleza y cultura me ayudó poco a poco a ir recuperando emociones diversas que había descartado por tenerlas ligadas a experiencias desagradables anteriores. Por mi desagradable relación con el credo cristiano/católico, la devoción y otras emociones, me eran de difícil acceso, no podía entregarme, dar mi corazón ni mi poder a nada ni nadie. Y así todo era un poco duro, seco, demasiado egoico, personal, no sé... demasiado material, limitado.

Probablemente mi experiencia de entrega en este sentido comenzó mucho antes, tal vez cuando hace ocho años entré en contacto con la meditación y el Dharma. Después creció cuando pedí la ordenación y creo que ahora con este acto de afianzar mi compromiso, esa experiencia de entregarme es más sutil más consciente, más útil. Pero en concreto dentro de este período de ir al retiro de ordenación, fue ahí en Roma y en el Vaticano donde comencé a soltarme, entregarme y experimentarme más y más involucrada, mas y más dedicada, con mas interés. O tal vez fue ahí donde comencé a percibir los frutos del esfuerzo que he venido haciendo, Todo a mi alrededor aumentaba esa experiencia que me hacia estar tan presente y sentirme feliz.

Para ser capaz de poner algo en poder de otro, creo yo, uno tiene que tener bastante confianza, y confianza no sólo en si mismo sino también en los demás, incluso en el universo, en la nobleza de la existencia. Así que para mi la entrega, es decir el entregarme, implica una transformación a la que siempre he aspirado; la transformación desde lo estrecho a lo amplio, desde el pobre y egoísta Yo. Mi, Me. Conmigo, hacia el poder ver a los otros y verlos desde su aspecto mejor y más noble. Creo que esta experiencia de entrega está o conforma la base del desarrollo de Metta, es decir está en la base del desarrollo de solidaridad con todo lo vivo, con la vida, del desarrollo efectivo y no pura y simplemente bien intencionado, y es una de las claves de la felicidad.

Entregarse no es perderse, sino restituirnos a nuestro propio estado, que es no separado. La experiencia que comenzó en Roma continuó en el retiro y es más - se expandió. Desde luego, yo me sentía entregada a mis ideales. Es justo a eso a lo que quiero dedicar mi vida; es lo que he venido haciendo - claro con más o menos éxito - ¡es lo que quiero hacer! Quiero rendirme a lo mejor de mi misma y rendirme a lo mejor de los demás.

En el retiro puse en poder de Dhammadinna, mi preceptora (la que hizo la ceremonia de ordenación) mis más altas aspiraciones y lejos de quedar decepcionada, esto me colmó. Aquí la experiencia de la entrega comienza a expandirse en la experiencia de la iniciación.

Respecto a la iniciación el diccionario dice: que proviene del latín initiare y significa introducir, empezar. Yo iba sin ninguna expectativa respecto de este hecho de la iniciación, en realidad no había pensado nada en ello, pero mi ceremonia privada de ordenación fue eso. Dhammadinna me introdujo en otro mundo y sentí como pasaba, lo viví; y mi experiencia incluso de mi misma cambió profundamente.

Nunca he sido una gran meditadora, sin embargo esa iniciación, esa introducción en otro mundo de la mano de una persona cuya entrega y dedicación a perfeccionarse, no sólo en si misma sino en el sentido del Bodhisattva; perfeccionarse no sólo por y para si misma sino por el beneficio de todos los seres, tuvo un efecto en mí. Al no estar separada, al menos no groseramente (no estoy sugiriendo que he alcanzado estados muy desarrollados ni nada así) pude beneficiarme de la riqueza de esa persona y a través de ella, de la riqueza de un largo linaje que por supuesto pasa por Sangharákshita. Fui introducida en un mundo más refinado y hermoso, más compasivo y armonioso, y mi práctica de meditación se ha visto profundamente afectada por esto.

Y ahora entra en acción la tercera de las palabras: la responsabilidad. Etimológicamente está relacionada con responder, el diccionario habla de obligación moral. He recordado que los portugueses dicen: "Molto obligado" para expresar su agradecimiento. Pensando en esto creo que responsabilidad tiene que ver con responder de forma positiva a las personas y a las cosas. El diccionario dice también: la capacidad de compromiso o de cuidado de una persona con sigo misma y con todo lo de alrededor.

Creo que en gran medida la práctica espiritual es o debería de ser esa carrera en crescendo en el compromiso o capacidad de cuidar de nosotros mismos y de todo lo de alrededor. Desde luego esa ha sido gran parte de mi experiencia en el retiro. He podido ver y sentir como las personas que conducían el retiro (las preceptoras privadas: Dhammadinna, Samata, Anjali, Ratnasuri, y Sanghadevi - la preceptora pública) ponía su atención en hacer esto. Y he podido ver y sentir cuan bien lo hacían.

Por mi parte, quiero dejar de creer que no puedo ser amiga de tal o cual persona porque tiene tal o cual defecto, tal o cual tendencia; quiero dejar de creer que no puedo cambiar tal o cual cosa hasta que tal o cual cosa pase; quiero asumir más y más la responsabilidad; no esperar a que nada ni nadie cambie para cambiar yo, para entregarme, dedicarme a mis ideales, dejar de soñar la separación que no existe, introducirme en un mundo más refinado, más puro, más verdadero.

Estas han sido las experiencias más importantes del retiro de ordenación y estos son también mis propósitos como Dharmacharini Saddhakara: desarrollar interés, rendirme a lo mejor, restituirme a mi propio estado no separado, introducirme en un estado del ser más puro y refinado, y crecer en el compromiso de cuidar de mi misma y de todo alrededor.

Confío para ello en la ayuda y apoyo de mis amigos, de mis preceptoras, de la Orden y de Sangharákshita.