Periodista:- Elvira Tejedor Garcia.
Saddhakara es la directora del Centro Budista Occidental de Valencia y allí, rodeada de budas sonrientes y con las varillas de incienso encendidas, cada día trabaja por dar a conocer un modo de vida que contempla la existencia de un modo diferente.
El Encuentro Mundial de las Familias será una muestra de que el catolicismo sigue moviendo a mucha gente. Mientras, la Orden Budista Occidental cuenta con mil miembros y el grupo “Los Monjes Budistas” consiguió el disco de platino en marzo. El budismo se ha abierto un camino en Occidente. Ahora puede reafirmarse o pasar como una moda.
“No pretendemos evangelizar España”
Aunque en su DNI figura como África Gutiérrez, ella se siente igualmente identificada como Saddhakara. Este es su nombre budista y significa “fuente abundante de confianza y lealtad”. Saddhakara es la directora del Centro Budista Occidental de Valencia y allí, rodeada de budas sonrientes y con las varillas de incienso encendidas, cada día trabaja por dar a conocer un modo de vida que contempla la existencia de un modo diferente.
P: Tenéis bastantes actividades para un público no necesariamente budista pero interesado. ¿Cuál es el secreto de su atracción para los occidentales?
R: En Occidente en general vivimos bastante bien, sin preocuparnos mucho por cubrir nuestras necesidades básicas. Tenemos cultura, libertad, etc. A pesar de eso, hay mucha gente padeciendo ansiedad, estrés, depresiones, mayor consumo de drogas.
El budismo ofrece a los occidentales una oportunidad de oro: aprovechar el momento de bienestar económico y social para poder ir más allá en cuestiones que siempre nos han interesado. Ofrece un camino para descubrir qué es la vida, cómo ser personas mejores, cómo seguir evolucionando. Y creo que de aquí surge el interés que cada vez tienen más occidentales.
P: ¿Satisface realmente las necesidades de las personas o es que les resulta atractivo y exótico?
R: Es una mezcla. Para mucha gente sí que es casi como seguir comprando en el supermercado. Cuando ya tienes en tu casa todo lo que se supone que necesitas, empiezas a comprar yoga, meditación,... Pero el budismo sólo satisface si lo practicas y penetras realmente en él. Si lo tienes como un bien materialista, al cabo del tiempo te va a dejar insatisfecho porque no es algo para poner en una estantería.
P: Richard Gere ha dado muy buena publicidad.
R: Los países anglosajones hace mucho tiempo que empezaron a tener contacto con el budismo. En España, por las condiciones históricas, es todo muy reciente. Pero sí que es cierto que cuando personas populares anuncian que practican el budismo, quitan el miedo a la gente y pueden hacerlo más atractivo.
P: ¿Es una religión sin dogmas o una filosofía para afrontar la vida?
R: Es una mezcla. Yo creo que el budismo intenta llevar al ser humano hacia una experiencia de la existencia distinta, hacia un desarrollo superior de consciencia. En este sentido de que intenta “llevar” hacia una consciencia superior, sí que podríamos pensar que es una religión, porque nos lleva más allá de donde estamos. Pero no es ni dogmática ni jerárquica, no tiene un dios creador y en este sentido es más una filosofía.
P: ¿En qué crees?
R: Creer en cosas no es especialmente útil para nada si te las tienes que creer sin llegar nunca a saber si son ciertas o no. Más que creer en cosas, yo lo que intento es desarrollar mi inteligencia para entender cómo es la existencia. Tengo confianza en la vida, en los otros seres humanos, en la bondad de la existencia. Pero no abrazo ningún credo en particular.
P: ¿De dónde viene tu interés por el budismo?
R: Hace unos quince años, yo estaba en un buen momento de mi vida, me encontraba equilibrada y bastante bien. Pero tuve la intuición de que este equilibrio era fácil de perder y de que necesitaba una herramienta para mantenerlo. Entonces, me hablaron de la meditación y encontré que el Centro Budista estaba haciendo unos cursos.
A mi no me interesaba el budismo. Venía de una trayectoria bastante materialista. Además, he sido bastante luchadora social y tenía cierto reparo hacia las religiones. Así que entré aquí por la meditación pero como estaba en un centro budista, pensé que era importante averiguar qué ideas sostenían los budistas. Hice un curso de budismo en paralelo al de meditación y me deslumbró, resonó profundamente en mí.
P: Decís que el budismo practicado en la AOBO (Orden Budista Occidental) “selecciona elementos de todas las escuelas tradicionales según su relevancia para el practicante occidental”¿En qué consiste esto?
R: Cuando el budismo llegó a Occidente, estaba muy mezclado con los aspectos culturales de los países de los que procedía. Pero no es necesario adoptar determinados ropajes, posturas o formas culturales ajenas. Consiste en distinguir lo que ha ido “poniéndose encima” y sacar la enseñanza que hay detrás.
En sentido profundo, el budismo occidental y el oriental, no se diferencian en nada. Practicamos los mismos principios y buscamos el mismo tipo de desarrollo. En la forma, se diferencian en muchas cosas porque ninguno de nosotros hemos crecido con el budismo en nuestra sociedad. No es algo étnico, sino algo completamente nuevo y lo tomas porque quieres.
¿P: ¿Qué actividades desarrolláis aquí?
R: Principalmente, clases de meditación pero también enseñamos budismo, su filosofía y su visión de la existencia. También hacemos retiros en el campo para crear contextos ideales para tener una práctica más profunda.
P: ¿Cuántos miembros tiene la AOBO en Valencia?
R: Hay una gama amplia de gente interesada y a distintos niveles. Gente con un nivel de compromiso medio, debemos ser unos 50. Y miembros de la Orden, q es un perfil de gente q ya ha hecho un proceso, conocen con profundidad el budismo y se han ordenado como yo, creo q seremos unos 20.
Por otra parte, hay de todo. El grupo más grande se encuentra entre los 30 y los 50 años pero también hay algunas personas mayores y bastantes jóvenes.
P: Debe ser complicado pasar media hora pensando sólo en la respiración de uno mismo.
R: Es complicado, sobre todo, por este tipo de vida que llevamos. Pensamos que es buena porque da mucho rendimiento. Pero si la gente enferma de ansiedad o estrés, algo falla. Con la meditación conseguimos, no ser menos activos, sino serlo de manera más eficaz, más consciente.
Por nuestro carácter, cultura y educación, todo esto nos cuesta. Pero, a la vez, nos hace mucha falta. Estamos muy desequilibrados. Hay mucha actividad y muy poco sosiego, mucha acción y poca reflexión. Tenemos que aprender a parar y disfrutar del momento. Creo que tenemos miedo a vernos y no gustarnos. Nos aturdimos mucho.
P: ¿Qué papel juega la religión católica en todo esto?
R: Muchos no hemos podido seguir tragándonos la pastilla de la religión cristiana. Al descartarlo, hemos perdido también muchas cosas importantes para el ser humano que son nuestras, no son patrimonio de ninguna religión como los mitos o los símbolos. Estas cosas dan a la vida belleza y profundidad y, al no tenerlas, nos hemos quedado un poco huérfanos, perdidos.
P: Aun así, la presencia del cristianismo es evidente en nuestro país. Por otra parte, el número de practicantes budistas va en aumento, ¿llegará a haber conflicto o convivirán sin problemas?
R: El año pasado hubo un artículo en una episcopal diciendo algunas cosas no muy positivas del budismo. Pero yo creo que en el punto histórico en el que está el país, se convivirá pacíficamente y sin muchos tropiezos. O al menos tengo esa esperanza. En lo que respecta al budismo, primero, no pretendemos evangelizar España y tampoco queremos faltarle al respeto a nadie. A la vez, ofrecemos alternativas de vida muy importantes.
P: Mientras tanto, el budismo se expande. ¿Es porque se adapta a la sociedad o la sociedad se adapta a él?
R: El budismo no nace de una idea sino de la transformación de un individuo. Él conocía cuáles eran las dificultades que los seres humanos tienen que afrontar y todos los budistas que practican las conocen. No perdemos mucho tiempo en las formas sino en transmitir la esencia, por eso es universal e intemporal.
P: Las personas no cambiamos ni con los siglos.
R: En lo esencial cambiamos poco. Tenemos una gran parafernalia montada en el mundo moderno pero, una vez que hemos superado los problemas de subsistencia, el dolor y el sufrimiento salen por otro lado. Probablemente, nuestros abuelos pensarían que vivir en una sociedad como ésta sería más que suficiente para estar feliz pero nosotros seguimos sin estarlo. Y es porque no hemos respondido a las preguntas más profundas de nuestro corazón.
P: A lo mejor es que necesitamos sufrir por algo.
R: No es que lo necesitemos pero por el hecho de tener un cuerpo y una mente, que no está lo suficientemente abierta, sufrimos. Y también, muchas veces, al negar el sufrimiento, sufrimos más.
P: ¿Qué es para ti el sufrimiento?
R: Es un hecho de la existencia. Hay sufrimiento físico, por el hecho de tener un cuerpo que se va a deteriorar, va a causar dolores, etc. Hay sufrimiento psicológico y metafísico, como que el corazón desea algo y no sabe lo que es.
El sufrimiento es inherente a la vida. Lo causan la ignorancia, el odio y el deseo neurótico. Y el camino para erradicar esas causas es desarrollar mayor sabiduría y bondad y trabajar con nuestros deseos neuróticos y resentimientos. Nuestra mente es la que crea nuestra realidad, por eso, trabajando una mente sabia tendremos una vida positiva y buena.
P: ¿Y la muerte?
R: Parte del desarrollo humano consiste en penetrar y averiguar qué es la vida y así averiguas qué es la muerte. Existe la vida y existe la muerte pero no existe nada fijo en ninguno de los dos. Es como un círculo, como en el resto de la naturaleza: la hoja que cae muerta da lugar al brote tierno de una nueva hoja. La vida se repite y se regenera constantemente pero, además, el budismo dice que se puede trascender ese círculo y dejar de nacer y morir. La forma de trascenderlo es entenderlo, ampliar tu consciencia porque así ves realmente lo que pasa y ya no eres alguien sujeto a esa “rueda” sino que la dominas, la entiendes.
P: ¿Crees en la reencarnación?
R: Es una realidad dentro de la tradición budista. Pero no en el sentido de volver a nacer con otro cuerpo sino en el sentido anterior, cuando algo muere, algo nace, una y otra vez.
P: Tal vez, el Nirvana sea uno de los elementos que más curiosidad despierta. ¿Tú lo has alcanzado?
R: Me temo que no. El Nirvana es una forma de señalar que podemos llegar a estados de consciencia donde nos hemos librado del dolor y somos sabios y amorosos. Es casi como un mito que señala que existe otra forma de vivir, la posibilidad de transformarse y superar las causas del sufrimiento.
Todos los humanos tenemos esa capacidad de transformación, de alcanzar la iluminación. Pero el desarrollo humano para alcanzarlo es un camino de largo recorrido, al menos para la mayoría.
P: ¿Qué son y qué función tienen los “Cinco Preceptos” en ese proceso de desarrollo?
R: Son principios de entrenamiento, no son ni reglas ni de obligado cumplimiento. Aspiramos a la sabiduría, a la bondad infalible, la libertad de la mente y a ser creativos. Estos preceptos son la gimnasia para la mente, ejercicios para conseguir un objetivo. Con ellos dejas de hacer unas cosas para cultivar otras.
P: ¿Tú los cumples?
R: Intento cumplirlos, para mí es importante ir en pos de mis ideales pero, a la vez, soy consciente de que puedo fallar y, desde luego, los sentimientos de culpa no son nada budistas.
P: Veamos, el primero es “abstenerse de dañar a los seres vivos”. ¿No matas ni una mosca?
R: Soy vegetariana desde hace quince años como un intento de cumplir este precepto. Pero es casi imposible estar vivo y no dañar a otros seres vivos como insectos o bacterias, es todo bastante relativo por eso no son reglas.
P: El segundo, “abstenerse de tomar lo que no nos pertenece”. ¿El que roba a un ladrón no tiene cien años de perdón?
R: El que roba a un ladrón es un ladrón, así que ya tenemos dos ladrones. Esto muchas veces se ha utilizado a modo de justicia social pero la verdad es que no es muy inteligente porque te acabas convirtiendo tú en lo mismo que detestas.
P: El tercero es “abstenerse de una conducta sexual dañina”. ¿Qué opinión te merece el caso de pederastia del sacerdote fundador de los Legionarios de Cristo?
R: Me produce bastante dolor. Genera mucho sufrimiento cuando se abusa así. A la vez es un conflicto humano bastante extendido y ahora, por alguna extraña razón, parece que está rebrotando. Yo creo que señala conflictos mentales, una relación con la sexualidad poco sana y es importante tener una vida sexual creativa, sana y buena.
P: ¿Y el aborto?
R: Hay que asumir que se mata a una criatura, lo que nos lleva al primer precepto (“abstenerse de dañar a los seres vivos”). Pero no se puede tener una actitud militante de pro-vida olvidando las situaciones de las madres, negándoles apoyo y comprensión. Se trata de apoyar la vida.
P: El cuarto dice “abstenerse de un habla falsa”. ¿Funcionaría mejor el mundo si todos practicáramos, al menos, este precepto?
R: Sin duda. El habla falsa envenena y es bastante inútil. El habla es un tesoro, una semilla de consciencia y si consiguiéramos hablar menos y hablar mejor, desarrollaríamos bastante más la mente.
P: El quinto consiste en “abstenerse de intoxicar la mente”. ¿No tomas ni una cerveza?
R: No significa que no puedas beber nada, sino que no tienes que intoxicar tu mente. Tú decides lo que la intoxica, puede ser una cerveza o un programa de televisión. Se trata de no perder un estado de claridad.
Aunque también es cierto que el ser humano necesita ciertos momentos de evasión porque, en cierto modo, forma parte de los procesos de desarrollo que sigue el ser humano como animal que es. Pero no necesariamente hay que recurrir al alcohol o las drogas.
P: ¿De dónde venimos y hacia dónde vamos?
R: Parece que vamos hacia el caos. En la visión judeocristiana, la existencia es lineal: el punto de partida es la creación del mundo y es una línea oscilante, que sube y baja constantemente.
La visión budista no es lineal sino circular, la vida va sucediéndose a sí misma. Probablemente este planeta se destruya, dado nuestro comportamiento, y otras vidas surgirán o estarán surgiendo en este momento. Todo es bastante grande, infinito, ni venimos ni vamos.