Triratna/AOBO y el mundo del Budismo tradicional

Por Dharmachari Upekshamati (fundador del Centro budista de la ciudad de México)

Una Nueva Voz en la Tradición Budista

Los Amigos de la Orden Budista Occidental (ahora conocido como la Orden Budista Triratna) es un movimiento que fue fundado por un hombre nacido en Londres, Inglaterra, llamado Urgyen Sangharakshita, quien nació con el nombre de Dennis Lingwood, en 1926. Su infancia fue la de un niño enfermo. Pasó dos años confinado en su habitación, guardando cama, debido a un diagnóstico médico, posiblemente erróneo, según el cual su condición cardiaca era muy frágil. Esto dio ocasión a que Sangharakshita desarrollara un apetito voraz por la lectura, puesto que no tenía más que hacer que quedarse en su cama. A lo largo de esos dos años llegó a leer muchos libros, incluso, muchas obras clásicas, de filosofía y de arte. Leyó además toda una enciclopedia para niños, muy famosa en ese entonces, que contaba con más de treinta volúmenes.

Posteriormente, pudo reestablecer su vida normal pero continuó con el hábito de la lectura. A los quince años, le ocurrió lo que él después describió como uno de los eventos más dramáticos de su adolescencia. Leyó un clásico de la época escrito por una mujer llamada Madame Blavaski, fundadora de la Sociedad Teosófica. El libro se llamaba Isis sin Velo. En él se hacía una panorámica de las diferentes religiones y, por primera vez, Sangharakshita vio el significado del cristianismo y sintió que él no era cristiano y nunca lo había sido. A su vez, en esos días, encontró una copia de un clásico budista, el Sutra de la Plataforma, o Sutra de Hui Neng, y también el Sutra del Diamante, obra filosófica del Budismo Mahâyâna, en el cual se trata de exponer la realidad última en términos de la vacuidad. Después de leer este libro se dio cuenta de que él era budista y que siempre lo había sido. De hecho, sostiene que el impacto que le causó esa lectura ha perdurado por el resto de su vida.

Más adelante, tuvo oportunidad de contactar con el único grupo budista que existía en Londres, la Sociedad Budista. Ésta era una ramificación de la Sociedad Teosófica y la presidía un hombre que se llamaba Christmas Humphreys. Participó con él, fue a meditar y durante ese lapso estalló la Segunda Guerra Mundial. El Blintz alemán atacaba Londres y Sangharakshita tuvo que mudarse a la campiña inglesa. A los dieciocho años se enroló en el ejercitó y él no lo sabía, pero su regimiento habría de ser transportado a India. Ya para esto era 1945 y la Guerra se acercaba a su fin. En India, cada día franco, tuvo la oportunidad de salir y curiosear alrededor de los ashrams y las misiones que ahí existían. Lo que más le interesaba era conocer a budistas o, en su defecto, a personas que llevaran una vida espiritual sincera. Pudo relacionarse con grandes gurus, rishis y todo tipo de maestros meditadores. Conoció en detalle a la misión Ramma Krishna y aprendió la meditación no-dual, contemplativa, del budismo Vedanta. Aprendió, además, otro tipo de meditaciones como la Pranayama.

Posteriormente, Sangharakshita desertó del ejército, quemó su pasaporte y todos sus documentos y decidió hacer lo que en ese entonces se usaba, ir hacia delante buscando la vida ascética, la vida del mendicante. Todavía existía la tradición del mendicante, es decir, ir de casa en casa pidiendo el alimento, para poder así ser apoyado y llevar una vida espiritual completa. A lo largo de todo ese periodo, el cual duró cerca de dos años, tuvo un buen amigo que también fue ordenado dentro de la tradición budista con el nombre de Buddharakshita. Los dos fueron a muchas partes y trataron de dedicar su vida a la meditación, a la contemplación y al estudio. Así pudieron tener acceso a diferentes casas y ermitas donde llevaron a cabo sus meditaciones. En este tiempo, también pudo Sangharakshita conocer a grandes maestros del Hinduismo, como a Anandajami y a Suami Ram Dass, entre otros.

Tuvo una serie de experiencias, las cuales relata en su primer volumen de biografías El Loto de Mil Pétalos. (que justo ahora está traduciendo Bertha Castro. Esperamos que esté publicado para el año que entra). Posteriormente, Sangharakshita tuvo contacto con una de las instituciones budistas más conocidas en India, la Sociedad Mahabodhi, que tiene varios templos y viharas a lo largo y ancho de India. Allí contactó a la tradición Theravada, la del inicio del budismo. A través de esta tradición pudo obtener lo que más profundamente quería: la ordenación dentro de la tradición budista.

Aunque su aproximación a la práctica budista ya tenía un aspecto ecuménico, él estaba contento de pertenecer a la tradición Theravada, que le había sido accesible. Pudo ordenarse y seguir su trabajo para ayudar a la expansión de la visión budista. Durante los siguientes dieciocho años, Sangharakshita permaneció en India ininterrumpidamente, trabajando, como él lo ha dicho, para el bien del budismo. Por consejo de uno de sus principales maestros, fue a un pequeño pueblo en la frontera de lo que ahora es China y que entonces era Tíbet; un pueblo que se llama Katmandú, al pie de Kanchenjunga, una de las montañas más altas de la cordillera de los Himalayas. Ese tiempo, trabajó editando varias revistas para la Sociedad Mahabodhi, dio conferencias y creó, en Kalinpong, una ermita o lo que ahora se podría considerar como un centro budista de enseñanza y recreación para jóvenes, al cual le puso un nombre que significa “donde los tres vehículos convergen”. A su vez, tuvo contacto con quien fuera el líder principal de la comunidad de los ex-intocables.

En India, la religión imperante ha sido el hinduismo y ésta divide a los seres humanos en términos de castas, las cuales tienen un estatus espiritual. Tal es el concepto que tiene el hinduismo: Brahma, el creador, hizo a los seres humanos a partir de diferentes partes de su cuerpo. La cabeza son los sacerdotes o los brahmanes, los brazos son los artesanos, el pecho son los guerreros y las piernas son los trabajadores. Así, estratifica todo el estatus espiritual que tiene la humanidad. A su vez, como es lógico pensar, hay seres humanos que no alcanzan ningún tipo de casta, porque no han nacido dentro de una familia hinduista. Es a éstos a quienes se les llama “descastados” o, en otro aspecto, sobre todo cuando están en India, se les llama “intocables”, porque se cree que si alguien que sí pertenece a una casta llega a tener contacto físico con ellos se puede contaminar espiritualmente.

Los intocables existen al margen no sólo de la religión hinduista sino de la misma sociedad India. Esto ha hecho que un gran número de personas, unos cincuenta millones en la actualidad, sean maltratadas y se abuse de ellas y se dé una justificación moral para todo tipo de sometimientos y explotaciones. Es una de las grandes tragedias religiosas en el mundo y todavía sucede en India. Aunque ya es ilegal la práctica de castas, este tipo de cosas perduran mucho tiempo.

Uno de los hombres que nació como intocable fue el Doctor Ambedkar. Él consideró que era reprobable tener este tipo de prácticas, de manera que, después de haber tenido la oportunidad de educarse en el extranjero y de participar en la política, e incluso, de trabajar cercanamente con Mahatma Gandhi, decidió que tenía que formar un movimiento de conversión de los que, hasta ese entonces, eran intocables y tratar de llevarlos fuera de la miseria del sistema de castas en el hinduismo. Observó las diferentes ideologías políticas y las distintas religiones y trató de escoger la que más se ajustara a las necesidades sociales y espirituales de sus seguidores. Fue un líder natural, no sólo político sino humanista y, de alguna forma, también espiritual. Así que, tras observar al comunismo, además del cristianismo, el Islam y otras religiones, optó por tomar más en serio al budismo, porque aparte de considerar que realzaba mucho la dignidad humana, era una religión de origen indio y, sobre todo, ayudaba a las personas de una forma práctica.

Él mismo se convirtió al budismo y, en una ceremonia masiva, convirtió a cerca de 500 mil de sus seguidores que se congregaron para tal fin. El mensaje era claro: “Salgan del seno hinduista y busquen otra forma de desarrollarse humana y espiritualmente. El budismo es la mejor forma que hay”. Sin embargo, el Doctor Ambedkar murió poco tiempo después, seis semanas más tarde, dejando a la mayoría de sus seguidores sin un liderazgo claro. Ésa fue una de las grandes tragedias para el budismo del siglo pasado.

Sangharakshita tuvo la oportunidad de conocer de cerca al Doctor Ambedkar. Éste desarrolló mucha confianza por el joven monje y le pidió que ayudara en este movimiento de conversión. Así, en los últimos años en que Sangharakshita estuvo en India, estuvo en contacto directo con las comunidades de ex-intocables, enseñándoles budismo y meditación; enseñándoles a organizarse y ayudándoles para que tuvieran los elementos que les permitieran comprender el mensaje del budismo. Por eso, el movimiento Triratna/AOBO es también bastante grande en India.