"Ir al refugio" es una práctica esencial en el budismo, a menudo realizada al comienzo de retiros y encuentros de práctica a través de una breve invocación. Este ritual de "ir al refugio" en las Tres Joyas (Buda, Dharma y Sangha) sirve como un acto fundamental para establecer intenciones y afirmar la confianza en el camino espiritual. Implica depositar la propia confianza en la sabiduría del Buda, el poder transformador del Dharma y la comunidad de apoyo de la Sangha. Esta práctica reconoce que las comodidades y seguridades del mundo son inherentemente impermanentes y, por lo tanto, no pueden ofrecer un refugio confiable y duradero.
El verdadero refugio, en el sentido budista, es aquel que finalmente libera de todo sufrimiento. El propósito de tomar refugio es señalar que existe un camino hacia el cese del sufrimiento y que hay recursos y apoyos confiables disponibles en ese sendero. Al participar en esta práctica, se busca una seguridad interior que se fundamenta en la sabiduría del Buda y la comunidad de practicantes. De hecho, este acto de tomar refugio se considera tradicionalmente como el punto en el que una persona se convierte en budista. Desde los inicios del budismo, los devotos han expresado su fe a través de este triple acto de refugio en el Buda, el Dharma y la Sangha, siendo este último originalmente la orden monástica. En el budismo temprano, tomar refugio no era una abdicación de la responsabilidad personal, sino más bien una declaración de determinación para seguir el camino iluminado por el Buda.
La recitación de las Tres Refugios es una parte integral de esta práctica y sirve como un acto de compromiso continuo. Tradicionalmente, el acto de ir al refugio comienza con el canto del "Homenaje al Buda" repetido tres veces, seguido por la recitación de las frases de refugio. Esta recitación puede estar cargada de emoción en algunos momentos, mientras que en otros puede sentirse más rutinaria. Sin embargo, para que los refugios apoyen profundamente la práctica espiritual, es esencial sentirlos y conectar con la profunda necesidad de un refugio confiable en un mundo lleno de incertidumbre. En ciertas tradiciones, la recitación de los refugios en presencia de un maestro se considera un acto de conversión al budismo o a una escuela específica dentro de él.5 La práctica de recitar las Tres Refugios es común en diversas tradiciones budistas, subrayando su importancia fundamental. El acto de cantar los refugios no solo reafirma el compromiso personal con el camino budista, sino que también tiene el poder de influir y transformar los estados mentales.
La fórmula más comúnmente utilizada en pali es: "Buddhaṁ saraṇaṁ gacchāmi. Dhammaṁ saraṇaṁ gacchāmi. Saṅghaṁ saraṇaṁ gacchāmi," que se traduce como "Voy por refugio al Buda. Voy por refugio al Dharma. Voy por refugio al Sangha". Esta fórmula se repite tradicionalmente tres veces durante la práctica. Es importante comprender que tomar refugio no es un acto de retraimiento del mundo, sino más bien un compromiso activo para abrazar las complejidades de la vida y utilizar las Tres Joyas como guía para liberar los hábitos destructivos. La noción de "refugio" a menudo se interpreta erróneamente como una búsqueda de aislamiento; sin embargo, en el contexto budista, implica utilizar las Tres Joyas como guía y apoyo para enfrentar las dificultades de la existencia con sabiduría y compasión.
Ir al Refugio: acto central budista en la tradición Triratna
En la Comunidad Budista Triratna, el acto de "Ir al Refugio" a las Tres Joyas ocupa un lugar central y se considera el acto definitorio de lo que significa ser budista. Para Sangharakshita, este acto fundamental no es solo un paso inicial en el camino budista, sino que en realidad contiene la esencia de toda la práctica. "Ir al Refugio" no es un evento único, sino una acción continua que se repite a lo largo de la vida del practicante hasta alcanzar la Iluminación. Implica un compromiso activo y constante de vivir de acuerdo con los principios del budismo, tomando al Buda como maestro y ejemplo, al Dharma como guía para la comprensión y la acción, y la Sangha como la comunidad de apoyo en este viaje espiritual.
Sangharakshita consideraba que "Ir al Refugio" era la base de la unidad dentro de la diversidad de la tradición budista. Su enfoque se basaba en la convicción de que, a pesar de las numerosas escuelas y prácticas que han surgido a lo largo de la historia del budismo, existe una unidad subyacente en el acto fundamental de tomar refugio en las Tres Joyas. Él enfatizaba que lo primordial en la vida budista es este compromiso con el Buda, el Dharma y la Sangha, mientras que el estilo de vida específico que adopte un practicante es secundario a esta orientación central. Esta perspectiva permite una amplia gama de expresiones individuales de la práctica budista dentro de la comunidad Triratna, siempre y cuando el compromiso con las Tres Joyas permanezca como el principio rector.
Dentro de la Comunidad Triratna, existen diferentes niveles de compromiso y práctica que se relacionan directamente con la profundización del refugio. Estos niveles se manifiestan en las categorías de Amigos, Mitras y Miembros de la Orden. Los Amigos son aquellos que participan en las actividades de los centros Triratna, como clases de meditación y charlas sobre budismo, pero que aún no han asumido un compromiso formal con la comunidad o la práctica. Los Mitras son personas que han decidido que son budistas y han formalizado su conexión con la comunidad Triratna convirtiéndose en "Amigos de la Orden". Este paso implica hacer tres declaraciones fundamentales: "Siento que soy budista", "Estoy tratando de practicar los cinco preceptos" y "Siento que la Comunidad Budista Triratna es el principal contexto en el que quiero profundizar mi práctica". La ceremonia de Mitra marca un compromiso provisional con estos principios. Finalmente, los Miembros de la Orden (conocidos como Dharmacharis para hombres y Dharmacharini para mujeres) son individuos que han realizado un compromiso formal y de por vida con el Buda, el Dharma y el Sangha a través de un proceso de ordenación. La ordenación en Triratna se considera una profundización significativa del compromiso de refugio y se simboliza a menudo como un renacimiento espiritual, marcado por la recepción de un nuevo nombre budista. La estructura de la Comunidad Triratna, por lo tanto, refleja un camino gradual de compromiso con las Tres Joyas, desde la participación informal hasta la ordenación formal, con el principio central de "Ir al Refugio" guiando este desarrollo en cada etapa.