Viaje al mandala 5ª parte

 

Prosigues el viaje, nunca pensaste que la vida te depararía esta aventura. A pesar o a causa, quién sabe, de viajar sola, te hasbosque sentido más acompañada que nunca, pero sobre todo muy conectada y esa conexión a ido en aumento. Conectada con cada hora del día con su particular luz y color, conectada con cada cuadrante del universo mándalico que estas recorriendo, conectada contigo misma, con los bellos animales que ibas encontrado en tu camino, conectada con todos los seres y en armonía.

 

 

El sol ya ha quedado totalmente oculto tras las montañas, la luna comienza a dibujarse tímidamente en un cielo crepuscular; a un lado y otro del camino los arboles verdes y majestuosos lo van ocupando todo, la tierra esta cubierta de helechos, líquenes, musgo, hierva y muchas platas desconocidas para ti. Estas en medio de un gran bosque y ha caído la noche.

La noche viva muy viva se va llenando de misterioso sonidos, algunos lejanos y suaves, otros repentinos y agudos y aun otros sinuosos y muy cercanos. Experimentas una mezcla de fascinación y miedo, recuerdas tu infancia y tantas historias oídas sobre brujas, magia, duendes, extrañas criaturas....y siempre siempre ocurrían en la noche.

A pesar de la fascinación algo en ti se resiste a seguir, quieres parar, ha sido demasiado, mereces un descanso, dormir despreocuparte. Quizás, a fin de cuentas, descubrir el secreto de cómo morar en el mandala no sea para ti. Cuando descubriste a Aksobhya, el azul, te envío al encuentro del rojo Amitbha, si embargo encontraste a Ratnasambhaba; cuando creíste que ibas al encuentro del Buda Amogahsiddhi fué Amitabha aquien hallaste y aunque quisiste quedarte ahí con él, te sugirió seguir camino y buscar al blanco Varochina ¿Cuando va a terminar esto? Todos ellos moraban en paz y alegría, tenían su sitio, habían despertado. El uno tenia sus espejos, el otro la abundante belleza de sus tierras del sur, aquel del cuadrante oeste silencio y quietud ¿Y tú? Tú, anda que te andarás que nunca llegaras. También tú quieres saber quien eres, quieres que una intensa luz de color te envuelva, tener un bello animal que te acompañe, sabiduría...

Decides detenerte, vas a dormir, vas a dejar ya este viaje, te falta valor, es muy de noche, te falta determinación, no sabes que estas haciendo; te falta guía, en fin... te falta de todo. No, seguramente tú no eres la persona adecuada para esta aventura, quieres volver a casa.

Los pájaros, o eso crees que son, en el cielo nocturno emiten sonidos muy extraños, sientes miedo y ganas de poner fin a todo. Apoyada en una roca, aun tibia por el sol de todo el día, caes dormida. Súbitamente algo te despierta, en un vuelo raso unas extraña criaturas se acercan y alejan de ti mientras gritan con tal fuerza que todo el bosque se estremece. Son como agudos cantos, como objetos metálicos entrechocando. No, son como distorsionadas voces, prestas más atención y crees oír "despierta, despierta". Esas criaturas vuelan tan bajo que tus cabellos van y vienen al son del batir de sus enormes alas ¡estas aterrorizada! Y sales corriendo.

El bosque se espesa y tú sigues corriendo, hay una luz un poco mas adelante, es una luz relajante,un resplandor verde. Un suave viento sopla, ahora aquella inquietante canción de los pájaros se torna mas suaves,y es el viento quien canta "despierta, despierta" y el sonido viaja en todas direcciones.

Tras de ti vuelven a aparecer los pájaros de vuelo raso, te giras y puedes ver a dos: son mitad pájaro mitad hombre, huyes de ellos corriendo torpemente hacia tras y tropiezas, sientes en la espalda el contacto de una mano firme que detiene tu caída, te vuelves y lo ves: Amogasiddhi, el verde, en un claro del bosque suavemente iluminado, con una dulce brisa girando al rededor y las "garudas" sobre volando su espacio. Esta sentado en meditación su mano derecha levantada con la palma hacia fuera, a detenido tu caída, le miras con miedo y con envidia. Es el dueño del bosque, el señor de la noche, el que todo lo logra.

  • ¿Estas asustada? te pregunta.

  • Si, estoy cansada y es muy de noche, creo que me he perdido

  • No temas nada, ésta es una hora perfecta para que otras fuerzas de ti misma - colaboren y te lleven hacia donde quieres ir.

  • No se donde voy, estoy perdida y no tengo ni guía, ni fuerza, ni...

Amogasiddi sonríe, el viento sopla, las garudas regresa con su canto: "despierta, despierta". Una luz intensamente verde ilumina todo el bosque lleno de vida.

  • Tú insistes, no puedo mas, me falta el coraje, no tengo claridad, ni bastante humildad, ni objetividad, ni belleza, ni profundidad alguna de corazón.

  • Escucha, te dice Amogasiddi, todo esta logrado, no tienes que ser distinta de quien eres, tienes todo cuanto necesitas. No temas ¿Notaste, al llegar, como mi mano en tu espalda te protegió de caer?

  • Si, lo note.

  • Pues del mismo modo y para siempre te protegeré del error y del miedo. Vive la noche, aprende de sus criaturas, despierta y sé. Ahora bebe conmigo la magia de esta luna llena, el frescor de esta brisa, la profundidad de esta noche, sientete plenamente y luego sigue camino, has de ir hacia el centro, Varochina, el blanco hace tiempo que te espera.

La noche pasa como en suspiro, todos tus temores se han ido esfumando, emprendiste viaje ¿Hace cuanto? Que mas da, emprendiste viaje sin saber casi nada y ahora mirate: has conocidos tierras muy distintas y como digo el poeta te detuviste y aprendiste de las sabias palabras y bebiste las aguas frescas de tantos sitios distintos, compartiste espacio con increíbles y bellos animales, al amanecer, al mediodía, por la tarde cuando el sol declina y a media noche, viviendo cada instante. Te sientes otra, te sientes "nadie", no sabes bien: ligera, despegada, sosegada, generosa, amable y con poder, pero poder del bueno.

Amanece despacio y sigues tu camino Varochina el blanco quiere decirte algo. Antes de partir te inclinas ante Amogasiddi y este te sugiere que cantes su canción del no miedo, su canto de todo esta logrado, su mantra sagrado: Om Amogasiddhi Ah Hum.

Continuara....